La agencia oficial china de noticias Xinhua aclaró el domingo que la reentrada había ocurrido a las 10:24 de la mañana
Los restos del cohete chino Larga Marcha 5B reentraron en la atmósfera terrestre a las 10.24 h del domingo (21:24 h del sábado en la Ciudad de México) y cayeron a 72.47 grados de longitud este y 2.65 grados de latitud norte, anunció la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China.
Las coordenadas quedarían entorno a las Islas Maldivas en el océano Índico, al sur de la India, apunta la prensa local, mientras que el organismo asegura que la mayor parte de los restos se desintegraron al colisionar con la atmósfera terrestre.
Usuarios de medios sociales reportaron avistamientos del cohete desde Jordania, Omán u Arabia Saudí. Decenas de personas compartieron imágenes de los restos cayendo mientras amanecía en Oriente Medio.
La agencia oficial china de noticias Xinhua aclaró el domingo un despacho y dijo que la reentrada había ocurrido a las 10:24 de la mañana, hora de Beijing. “La gran mayoría de los elementos ardieron hasta volverse irreconocibles durante el progreso de reentrada”, dijo la agenda.
Sin embargo, el senador estadounidense Bill Nelson, administrador de la NASA, emitió un comunicado en el que dijo que “está claro que China no está cumpliendo con los estándares de responsabilidad sobre su basura espacial”.
El tamaño del objeto, con una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas y un tamaño de aproximadamente 30 metros, y la velocidad a la que avanzaba -unos 28 mil kilómetros por hora- motivó la activación de varios de los servicios de vigilancia espacial más importantes del mundo, entre ellos el Pentágono o el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST).
Esta agencia advirtió el viernes que los restos o “escombros” del cohete caerían en una región de la Tierra cubierta en su mayor parte por el océano o áreas deshabitadas, y que la probabilidad estadística de un impacto en suelo en áreas pobladas era baja.
Por su parte, China aseveró el mismo viernes que era “altamente improbable” que los restos del cohete causaran daños en su regreso a la Tierra y que lo más plausible era que se desintegraran durante su reentrada a la atmósfera.
En este contexto, algunos medios locales chinos acusaron a la prensa extranjera de sensacionalismo. Portales como Sina o Guanwang calificaron las informaciones publicadas al respecto de “exageraciones que solo buscan desacreditar al país asiático”.
El cohete fue utilizado la pasada semana por China para lanzar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial y fue considerado por los expertos como uno de los mayores trozos de escombros que reentrarían en la atmósfera, y de ahí su vigilancia continuada.
En ese sentido, expertos estadounidenses criticaron que el programa especial chino permitiera el reingreso incontrolado de un cohete tan grande.
Adicionalmente, esta no ha sido la primera vez que una nave china queda en el punto de mira de servicios de vigilancia de todo el mundo.
En abril de 2018 el laboratorio orbital Tiangong 1, que estaba en desuso desde 2016 y que vagaba sin control por el espacio, reentró en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sur.
En aquella ocasión, como en esta, se informó en tiempo real de la reentrada a los servicios de protección civil de toda Europa.
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