El restaurante fue golpeado fuertemente debido a la crisis del coronavirus, y el dueño tuvo que despedir a la mayoría de sus empleados
El dueño de un restaurante en Austin, Texas, se llevó una gran sorpresa al recibir una enorme propina para su negocio, el cual recientemente reabrió sus puertas tras relajarse las medidas de cuarentena por la pandemia de Covid-19.
David Fernández, propietario del restaurante Frog & The Bull, contó a medios locales que recién el 1 de mayo decidieron volver a levantar las cortinas y dar la bienvenida a sus clientes, tras pasar casi un mes cerrado a consecuencia de las restricciones sanitarias por el coronavirus que ha afectado tan severamente a la nación norteamericana.
Tras atender a unos poco clientes, Fernández fue notificado por uno de sus trabajadores que un comensal quería que se le cobrara el doble de lo que había consumido.
Al acudir a ver qué sucedía, el dueño hizo ver a su cliente que su cuenta era de 337 dólares por haber consumido un filet mignon, vieiras, bistec a la parrilla y otros productos; a lo que el comensal pidió que se le cobrara el doble.
Sorprendido y tras hacerlo consciente, el hombre hizo el cobro y fue aún más sorprendido por la generosidad del cliente quien pidió agregar 300 dólares más de propina para el mesero que lo había atendido, y un “extra para la casa” de mil dólares más.
En total el hombre pagó 2 mil 500 dólares, más de 60 mil pesos mexicanos, ante el asombro de todos los trabajadores del lugar.
“Dijo que estaba extremadamente agradecido de que hubiéramos abierto y nos pusiéramos en riesgo para servir a la comunidad. Realmente no sabía qué decir, fue extremadamente generoso y me impresionó mucho”, declaró Fernández a medios locales.
The Frog & The Bull, un restaurante de tapas de inspiración ibérica, ni siquiera tenía cinco meses cuando la pandemia de coronavirus llevó a un cierre temprano en el Día de San Patricio.
Al igual que la mayoría de la industria de restaurantes en Estados Unidos, el restaurante fue golpeado fuertemente debido a la crisis del coronavirus, y Fernández tuvo que despedir a la mayoría de sus empleados.
El diezmado personal trató de mantener el restaurante funcionando con un menú de comida para llevar y de entrega. Pero el impulso que el restaurante había ganado en sus primeros cinco meses se perdió, y Fernández dijo que él y su personal estaban “luchando por sobrevivir, literalmente de nómina a nómina”.
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NCV