Según la prensa china, las últimas víctimas por COVID-19 fueron una mujer de 91 años y un hombre de 88 que sufrieron una infección pulmonar
China anunció este domingo su primera nueva muerte por COVID-19 en casi medio año, mientras se imponían nuevas medidas en Beijing y en todo el país para evitar nuevos brotes.
La muerte de un hombre de 87 años en Beijing es la primera reportada por la Comisión Nacional de Salud desde el 26 de mayo, y elevaba el total de fallecidos en el país a cinco mil 227. La muerte anterior se reportó en Shanghái, que sufrió un fuerte pico de contagios en primavera.
China reportó el domingo 24 mil 215 casos nuevos en las últimas 24 horas, la gran mayoría asintomáticos.
Aunque China tiene una tasa de vacunación de más del 92 por ciento con al menos una dosis, la cifra es considerablemente más baja entre los ancianos, especialmente los mayores de 80, con apenas el 65 por ciento. La Comisión no dio detalles sobre si el fallecido estaba vacunado.
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Se cree que esa vulnerabilidad es un motivo por el que China ha mantenido las restricciones en sus fronteras y se atiene a su estricta política “cero COVID”, que aspira a erradicar los contagios con cuarentenas, confinamientos, rastreo de contactos y pruebas masivas, pese al impacto en la vida cotidiana y en la economía, y al creciente descontento público hacia las autoridades.
En una respuesta parcial, la ciudad central de Zhengzhou dijo el domingo que ya no pediría una prueba negativa de COVID-19 a menores de tres años ni otros “grupos especiales” que buscaran atención médica.
Casi tres años después de que comenzara la pandemia, el resto del mundo ha reabierto en gran parte y el impacto sobre la economía china va en aumento. Beijing ha mantenido sus fronteras prácticamente cerradas y desaconseja los viajes incluso dentro del país.
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CAB