Las tropas del coronel Jesús Guajardo, presentaron armas, simulando rendirle honores; sin embargo, cuando el caudillo entró a la hacienda, abrieron fuego
Hoy se conmemoran los 100 años de la muerte del General Emiliano Zapata, a este ícono de la historia mexicana lo asesinaron en el estado de Morelos.
A la hacienda de Chinameca, ubicada en los alrededores de Cuautla, llegó Emiliano Zapata, acompañado por su guardia de honor.
Se dice que las tropas del coronel Jesús Guajardo, presentaron armas, simulando rendirle honores; sin embargo, cuando el caudillo entró a la hacienda, abrieron fuego dándole muerte en el acto.
Plan de Ayala
La relevancia del Plan de Ayala –redactado por Emiliano Zapata, Otilio Montaño y José Trinidad Ruiz, y firmado en el pueblo de Ayoxustla, Puebla-, radica en que es un documento jurídico, ideológico y político en el que los revolucionarios plasmaron sus principios e ideales, con el que se dieron sentido a su revolución al exigir la restitución de sus ejidos, tierras, montes, aguas.
El manuscrito del Plan de Ayala, quedó escrito en 11 hojas tamaño ministro a tinta negra y manguillo, era un 25 de noviembre de 1911.
Sin embargo, se firmó hasta el 18 de enero de 1912, en Guerrero; después de una triunfal campaña, el general Julián Blanco recibió la visita de Otilio Montaño, y se le unieron los generales guerrerenses zapatistas: Heliodoro Castillo, Jesús H. Salgado, Lucio Blanco, Encarnación “Chón” Díaz, la coronela Amelia Robles, Adrián Castrejón, Epigmenio Jiménez, Silvestre Mariscal, Silvestre Castro “El Ciruelo”; la reunión se dio en la comunidad de Dos Caminos, donde Blanco y los suyos suscribieron el Plan de Ayala. El acta respectiva dice entre otras cosas:
“El general Don Julián Blanco expresa que ha reconocido y firmado su adhesión al Plan de Ayala…haciendo constar por último, que el credo agrario-político contenido en el Plan… es su bandera”.
Con el texto del Plan de Ayala la rebeldía del zapatismo es valorada más allá del alcance político electoral del Plan de San Luis Potosí; de hecho, consideraron a Madero y a los maderistas como traidores. Es un manuscrito de lectura compleja, con el que se pretendió darle impulso a la Revolución una dimensión social y política; marcó además el inicio de un amplio programa político.
Madero traidor del zapatismo
Los zapatistas se lanzaron a la Revolución con la convicción de que hacía falta un cambio político (por la dictadura de Porfirio Díaz), confiando en Francisco I. Madero y en el artículo 3º. del Plan de San Luis Potosí; pero cuando los zapatistas ven que éste (después de ganar) no responde a sus demandas y mantiene al ejército federal en armas, y la imposición de Ambrosio Figueroa como gobernador de Morelos, consideraron al caudillo coahuilense traidor al movimiento revolucionario que el mismo comenzó el 20 de noviembre de 1910.
¿De dónde vino la orden de acabar con Zapata?
El presidente Venustiano Carranza trató de convencer al gobierno norteamericano, así como a las clases altas mexicanas tradicionales, de que él representaba la única alternativa viable tanto a la anarquía como al radicalismo. En consonancia con esta política, intensificó su compaña con Zapata y Villa y en abril de 1919 logró su primer éxito importante.
A principios de 1919 el general Pablo González encargó a uno de sus subordinados, el coronel Jesús Guajardo, la misión de matar a Zapata. Guajardo procedió a “desertar” con toda su tropa y pidió a Zapata que lo aceptara en su ejército.
Tal petición representaba un importante refuerzo para Zapata, urgido como estaba de hombres y sobre todo de armas. Con todo su escepticismo lo llevó a ordenar a Guajardo que atacara una guarnición carrancista para probar su compromiso revolucionario.
Guajardo le dio la “prueba” requerida. No sólo efectuó el ataque, sino que incluso ejecutó a los soldados carrancistas capturados. Después de eso, Zapata consideró que podía confiar en Guajardo y aceptó reunirse con él en la hacienda de Chinameca.
Sin embargo, al llegar, las tropas presentaron armas, simulando rendirle honores y en cuando el caudillo entró a la hacienda, abrieron fuego sobre de él.
La figura de Emiliano Zapata ha tomado gran importancia por recordársele como: el campesino carismático, leal y comprometido con el agrarismo mexicano, que luchó y murió por el ideal “Tierra y Libertad”.
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