Las relaciones sexuales requieren un enfoque respetuoso, libres de coacción, discriminación y violencia. Además, deben ser seguras.
Cada 4 de septiembre se celebra en el mundo el Día de la Salud Sexual gracias a la Asociación Mundial para la Salud Sexual (AMSS). El objetivo de la fecha descansa en sensibilizar sobre el «estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad», según la OMS.
Ya en tema, resulta importante conocer los derechos sexuales y reproductivos en México, ellos pueden consultarse en el libro emitido por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
- Derecho a la libertad y autonomía sexuales: incluye cualquier forma de expresión de la sexualidad que no afecte los derechos de otras
personas y sea lícita. - Derecho a la información y educación sobre sexualidad basada en evidencia científica.
- Derecho a la salud sexual, que no se refiere sólo a la ausencia de enfermedades o infecciones de transmisión sexual, sino a la posibilidad del disfrute pleno de la propia sexualidad, incluyendo los servicios de salud sexual y reproductiva y los insumos para su protección, como condones y los anticonceptivos, entre otros.
- Derecho a decidir libremente sobre ejercer o no la reproducción.
- Derecho a vivir conforme a la propia orientación sexual y a la libre expresión de la misma.
- Derecho a vivir conforme a la propia identidad de género y a la libre expresión de la misma.
- Derecho a la equidad sexual, libre de discriminación por sexo, género, orientación sexual, edad, origen étnico, clase social, discapacidad, etcétera.
- Derecho a la privacidad y la intimidad, incluyendo la relativa a la propia sexualidad.
- Derecho a procurar el placer sexual. Cualquier forma de obtener placer sexual es legítima, siempre y cuando no afecte los derechos de los demás y sea lícita. Además es fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.
- Derecho a la libre asociación sexual: la elección de pareja sexual, duradera o efímera es una cuestión individual y sólo está sujeta a la aprobación de la otra parte involucrada, incluyendo el matrimonio y el divorcio.
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