Tanto en Mozambique como en Zimbabue, numerosos puentes y carreteras fueron arrastrados por el agua, complicando las operaciones de socorro
Los equipos de socorro trabajaban este martes contrarreloj para salvar a miles de personas refugiadas en los árboles o en los techos de sus casas tras el paso devastador del ciclón Idai por Mozambique y Zimbabue, donde hay riesgo de que algunas represas cedan por las intensas lluvias.
El ciclón, que arrasó el centro de Mozambique y luego el este de Zimbabue, dejó al menos 182 muertos pero podrían ser más de mil, advirtió el presidente mozambiqueño, Filipe Nyusi.
En Mozambique, una zona de 100 kilómetros de largo está totalmente inundada, según el ministro del Medio Ambiente, Celson Correia.
Además, la capacidad algunas represas se está acercando a su máximo nivel, indicaron varias oenegés.
El presidente Nyusi pidió a los que viven cerca de los ríos de la región que “abandonen la zona para salvar su vida” porque las autoridades no podrían tener otro remedio que abrir las represas a pesar de que la tierra ya esta totalmente inundada.
Tanto en Mozambique como en Zimbabue, numerosos puentes y carreteras fueron arrastrados por el agua, complicando las operaciones de socorro.
En barcos neumáticos o en helicópteros, los trabajadores humanitarios continuaban el martes socorriendo a personas refugiadas en las cimas de los árboles y los techos.
“En los árboles, la gente tiene que luchar con serpientes, insectos, animales”, dijo Ian Scher, presidente de la organización sudafricana Rescue SA, que participa en operaciones de socorro en Mozambique.
Pero las operaciones son complicadas por la falta de helicópteros.
“Salvamos a los que podemos y los demás morirán”, advirtió Scher desde Beira, una ciudad del centro de Mozambique. “Tenemos que tomar decisiones difíciles. A veces solo se pueden salvar a dos personas de cada cinco. A veces les dejamos comida y vamos a socorrer a otras persona que está en mayor peligro”, explicó.
Rescue SA identificó una isla formada por las inundaciones en las que unas 350 personas encontraron refugio a la espera de ayuda.
Beira, la segunda ciudad de Mozambique, que está “dañada o destruida al 90%”, según la Cruz Roja, seguía sin electricidad e internet este martes, cinco días después del paso del ciclón.
Las conexiones telefónicas fueron restablecidas progresivamente a pesar de que la lluvia continúa cayendo en esta ciudad de medio millón de habitantes, ahora sumergida en parte.
En Zimbabue, los habitantes enterraban a los muertos. El presidente Emmerson Mnangagwa debía visitar este martes la provincia de Manicaland (este), la más afectada por el ciclón.
Al menos 200 personas siguen desaparecidas en esta región tras el hundimiento de varios edificios donde vivían funcionarios, según las autoridades.
“A cada hora que pasa se confirman nuestros peores temores”, dijo el lunes por la noche Mnangagwa. “Muchos murieron ahogados mientras que otros murieron cuando dormían a causa de piedras que destruyeron sus casas”, añadió.
La organización Amnistía Internacional pidió el martes a la comunidad internacional que se movilice ante la amplitud de la catástrofe pero también ante las consecuencias del cambio climático.
“Ahora que los efectos del cambio climático se intensifican es posible que estas condiciones climáticas extremas se produzcan con más frecuencia”, dijo Amnistía, pidiendo “medidas ambiciosas para luchar contra el cambio climático”.
Por su parte Reino Unido desbloqueó seis millones de libras (siete millones de euros) de ayuda humanitaria para la región. “Las imágenes de devastación (…) son traumáticas”, dijo la secretaria de Estado de Desarrollo Internacional, Penny Mordaunt, en un comunicado.
La llegada del ciclón fue precedida por fuertes lluvias en Mozambique pero también en Malaui, unas intemperies que dejaron al menos 122 muertos. Pero el ciclón no pasó por finalmente Malaui.
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