Ante 10 mil personas, el famoso cantante Carlos Rivera celebró sus 20 años de carrera, su cumpleaños y su primera vez en el Auditorio Nacional como papá
El intérprete mexicano se presentó en el auditorio nacional y frente a 10 mil personas festejo sus 20 años de carrera,
No estamos llorando se nos metió un concierto de Carlos Rivera a los ojos, y es que con su A todas partes tour, el mexicano ofreció este jueves un viaje lleno de emociones en el que hubo mucho romance, baile y lágrimas al por mayor.
Su aterrizaje en el Auditorio Nacional no pudo ser más idóneo, pues en la que marcó su décima octava llegada al recinto, el cantante celebró sus 20 años de carrera. Sí, ya han pasado dos décadas desde que se coronó campeón de la cuarta edición de La academia; su primera vez pisando este escenario como papá y hasta su cumpleaños.
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Y ante tanta celebración el cantante preparó un show con un recorrido por sus éxitos que ha construido en su andar, sumando algunos sitios que también lo han marcado, algo así como su propio The Eras Tour versión Carlos Rivera.
“Buenas noches, señores pasajeros. Les habla su capitán, esta noche vamos a volar sobre un cielo de emociones. Estamos listos para despegar”, anunció el capitán Rivera desde la cabina.
La travesía arrancó en Tlaxcala, lugar donde nació esta estrella, abriendo su espectáculo haciendo honor a sus raíces con Te soñé, canción que escribió para su natal Huamantla.
Viaje a todas partes y 100 años formaron parte de la primera sección de su show dedicado a México para el cual el cantante lució una chaquetilla con broches muy al estilo mariachi.
“Buenas noches CDMX, qué emoción más grande estar de nuevo aquí en este lugar completamente lleno de riveristas.”
“Hoy hace 20 años aparecía por primera vez en La academia y recuerdo estar detrás del escenario sabiendo que en cuanto cruzara la puerta la vida iba a cambiar. Gracias por seguirme”, pronunció el intérprete.
Ya entrado en ambiente, al artista le dieron ganas hasta de brindar, por lo que aprovechó para sacar su mezcal Santo Gusano.
“Invítame a probar de tu santo gusano”, se leía en un letrero elevado por una de sus fans. Rivera no brindó con ella, pero sí con otra mujer en primera fila, quien se echó un caballito con él.
“Salud por ti y todas las mujeres que quiero que canten conmigo”, pronunció para dar pie a Ya no vives en mí, el tema de Yuri al que se unió hace unos años en colaboración.
Después llegó Recuérdame una de las favoritas del artista del filme Coco. El cantante vistió el escenario de flores de cempasúchil e ideó su propia ofrenda en la que no pudieron faltar su abuela y su padre, y aunque el momento era realmente emotivo, no faltó la fan que no se aguantó las ganas de gritarle justo antes de comenzar: “Quiero un hijo tuyo” a todo pulmón. “Me salen bonitos”, contestó él entre risas. “Ya, seamos serios, perdón abuelita”, agregó apenado y sonriente.
De ahí, Carlos llevó a sus asistentes hasta La Patagonia donde con temas como La luna del cielo, en honor a su fallecida abuela, El hubiera no existe y Sería más fácil, dedicado ahora al duelo que vive desde la partida de su padre, pues entendió que los corazones rotos también pueden venir de otro lugar más allá de la pareja. Así logró conmover a sus seguidores a tal grado que muchos ya no pudieron contener las lágrimas cuando el propio Rivera comenzó a llorar mientras entonaba este tema, por lo que comenzaron a echarle porras una vez que culminó su interpretación.
“Cuando has perdido a alguien te das cuenta que nunca deja de doler, pero podemos seguir adelante celebrando su existencia, porque la vida es así para celebrarla”, pronunció.
Digan lo que digan y Que lo nuestro se quede nuestro llegaron para mostrar una parte más liberadora del artista, donde admitió que a veces hay canciones en las que desahoga las habladurías y los chismes a los que se ha enfrentado como figura pública.
“Aquí es cuando me gustaría ser reguetonero o cantar corridos tumbados porque ellos pueden decir las cosas de manera directa”, expresó confesando que a veces se siente atrapado porque él tiene que ser poético cuando le gustaría a veces mandar a algunas personas muy lejos.
Las paradas siguientes a Madrid y Brasil llegaron para inyectar al concierto ahora un ambiente de alegría y bailar a ritmo de Alguien me espera en Madrid, Regrésame mi corazón, Bendita tu vida y Lo digo. Rivera puso a gozar a su audiencia, que disfrutó todavía más de esta sección porque incluyó muchos movimientos de cadera con los que por supuesto hizo enloquecer a sus seguidores, mujeres treinteañeras en su mayoría.
Para estas secciones, el cantante lució outfits que destacaron su sex appeal, entre pantalones pegados, camisas con transparencias y playeras sin mangas con las que lució sus músculos, aunque claro que el encanto de Rivera radica más en su sonrisa, su rostro de niño bueno y su encanto conformado por su carisma y su ángel.
Cómo si no hubiera habido ya suficiente derroche de amor, el cantante lo llevó a otro nivel trasladando a sus fans a París, donde entonando sencillos como Otras vidas, La carta, Tu amor y Sólo tú, preparó una serie de dinámicas para celebrar el amor, entre su propia kiss cam, en la que durante toda una canción las cámaras enfocaron a diferentes parejas que se besuquearon sin ataduras para formar parte del momento y en La carta, donde avisó que era el espacio perfecto para proponer matrimonio y así sucedió, pues al menos cuatro parejas se dieron el sí frente a Rivera.
Tras tres horas de show, dejó lo mejor para el final con Me muero, Te esperaba y ¿Cómo pagarte? para este set de cierre, el segundo dedicado a su bebé Leo, quien dijo estaba dormidito en su camerino.