Carlos Monsiváis entabló una relación muy especial con la Ciudad de México, de la que recogió sus múltiples voces con su peculiar mirada
Periodista, coleccionista de arte popular, de cuentos e historietas; cinéfilo, conferencista, pero sobre todo cronista, así era Monsi, como se dirigían a Carlos Monsiváis.
Por sus destacadas aportaciones a la literatura nacional y su figura creativamente inabarcable, la Secretaría de Cultura conmemora el 82 aniversario del natalicio del escritor e intelectual mexicano Carlos Monsiváis Aceves (1938-2010), emblemático autor reconocido por su crítica al México contemporáneo.
En esta fecha, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) recuerda que en 2008 rindió homenaje al escritor con la Medalla de Oro de Bellas Artes por sus invaluables contribuciones a la literatura mexicana, acto que se enmarcó en su cumpleaños 70.
El autor de Los rituales del caos (1995) cultivó el arte de retratar, por medio de la palabra, los sucesos cotidianos urbanos a través de sus crónicas, en las que comentaba desde la diversión nocturna en una cantina hasta la organización de la sociedad civil.
Es reconocido en el campo del periodismo, del medio intelectual y literario, porque abordó con ironía y particular sentido de la crítica lo mismo los temas de alta cultura como los de la cultura popular, los movimientos políticos y sociales, el cine, los espectáculos, el futbol y hasta a los grandes personajes históricos o los medios de comunicación.
Dominó todos los géneros periodísticos y literarios con gran pasión: desde la nota informativa hasta el artículo de opinión, pasando por la entrevista, el reportaje, el ensayo, la crítica y, en especial, la crónica, entrecruzada con otros géneros.
Fue a través de este género que Carlos Monsiváis entabló una relación muy especial con un tema en específico: la Ciudad de México, de la que recogió sus múltiples voces con una mirada severa, crítica, mordaz y contundente, pero a la vez generosa, amorosa, desenfadada y divertida.
En su libro A ustedes les consta. Antología de la crónica en México (1980), Monsiváis se refiere a este género como “ese arte de comentar literaria y críticamente la actualidad” y “una reconstrucción literaria de sucesos o figuras”. Y destaca: “De principios del siglo XIX hasta casi nuestros días, la crónica mexicana verifica o consagra cambios y hábitos sociales y eleva lo cotidiano al rango de lo idiosincrático (aquello sin lo cual los mexicanos serían, por ejemplo, paraguayos)”.
En este terreno del periodismo, Monsiváis legó a las letras nacionales títulos como Días de guardar (1970); Amor perdido (1977); A la mitad del túnel (1983); Entrada libre. Crónicas de la sociedad que se organiza (1987); Los mil y un velorios (1994); Los rituales del caos (1995); No sin nosotros. Los días del terremoto 1985-2005 (2005) y El Centro Histórico de la Ciudad de México (2006), entre otros.
Recibió el Premio Nacional de Periodismo, en crónica (1977); el Premio Jorge Cuesta 1986; el Premio Manuel Buendía 1988; el Premio Mazatlán de Literatura 1988; el Premio Xavier Villaurrutia 1995; la Orden Gabriela Mistral 2001, otorgada por el Gobierno de Chile; la Medalla al Mérito 2003, que le otorgó la Universidad Veracruzana, y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2005, en Literatura.
A 10 años de su fallecimiento, Carlos Monsiváis sigue siendo un personaje inabarcable, de quien aún hay mucho que descubrir, conocer, aprender y valorar. Su vocación por las letras, el periodismo, la cultura popular y la reflexión acerca de los temas urgentes del país se extrañan por ser una voz crítica que es indispensable: el Aleph de la cultura mexicana.
A su vez, la Secretaría de Cultura realiza un homenaje digital a través de la plataforma Contigo en la distancia (contigoenladistancia.cultura.gob.mx.), donde se abrió un espacio denominado “En la distancia con Monsiváis”, y donde, entre otros materiales, se podrá tener acceso a los episodios de la serie Tratos y retratos: Calos Monsiváis.
En tanto que la Dirección General de Bibliotecas comparte la colección digital de autógrafos dentro de los ejemplares que preserva, ahí se podrán encontrar las dedicatorias que Monsi dio a Jaime García Terres, a Alí Chumacero y a Julieta Fierro.
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