La hepatitis A es una enfermedad altamente contagiosa, especialmente entre las personas desamparadas y que viven en la calle o abusan de drogas.
El gobernador del estado de California, Jerry Brown, declaró ayer el estado de emergencia debido a un brote de hepatitis A que ha dejado al menos 18 muertos, según han informado medios locales.
La medida permite a las autoridades sanitarias de California comprar dosis adicionales de vacunas para detener el brote, que ya se ha convertido en el más mortífero de las últimas dos décadas.
El brote fue detectado en una comunidad de San Diego el año pasado. Desde entonces, se ha extendido a los condados de Los Ángeles y Santa Cruz.
Hasta el momento han sido registrados 581 enfermos de hepatitis A, de los cuales más de la mitad han tenido que ser hospitalizados.
La hepatitis A es una enfermedad altamente contagiosa, especialmente entre las personas desamparadas y que viven en la calle o abusan de drogas, para quienes las autoridades locales han implementado medidas como colocar baños portátiles y limpiar las áreas en donde pernoctan.
El condado de Los Ángeles, con una de las mayores poblaciones de personas sin hogar en la nación, declaró oficialmente el pasado 19 de septiembre que el brote había llegado a la región cuando se identificaron dos casos no relacionados con el brote de San Diego.
El condado Santa Cruz, al norte de California, contabiliza más de 70 casos, 67 de los cuales eran personas desamparadas.
El último brote que experimentó Estados Unidos de hepatitis A fue en 2003 en la ciudad de Mónaco, Pensilvania, donde más de 900 personas terminaron contagiadas después que un restaurante usara cebolla contaminada.
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