Antes, tener un paciente de 35 años con un infarto se consideraba catastrófico, actualmente es el pan de todos los días en un hospital cardiovascular
El infarto se ha convertido, lamentablemente, en un padecimiento común entre la población mexicana, afectando a edades cada vez más tempranas.
Como el caso de Arturo Pacheco, quien en diez años se fumó al menos 219 mil cigarros, por lo que a sus 39 años, el tabaquismo fue su único factor de riesgo para sufrir un infarto.
“Estamos viendo la transición epidemiológica a que ahora son personas más jóvenes y que tienen menos factores de riesgo, tal vez solamente tienen obesidad o solamente son sedentarios o solamente fuman y a los 35 años tienen un daño cardíaco tremendo, que si no termina con su vida, si no termina con el fallecimiento, que puede pasar, los deja con una cicatriz importante que los predispone a más problemas a largo plazo”, explica Diego Araiza, cardiólogo adscrito al servicio de urgencias y Unidad Coronaria del instituto Nacional de Cardiología.
Agregando que a diferencia de antes, que tener un paciente de 35 años con un infarto se consideraba catastrófico, actualmente es el pan de todos los días en un hospital cardiovascular.
De ejemplo está la Unidad Coronaria del Instituto Nacional de Cardiología que, en medio de la pandemia de COVID- 19, está enfrentado los estragos causados por el miedo de la mitad de los pacientes con una urgencia del corazón que no fueron a atenderse.
Los infartos son una de las primeras causas de muerte entre jóvenes y adultos #AbreLosOjos @FranciscoZea por @ImagenTVMEx pic.twitter.com/SEvWAHUUod
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“Es muy posible que esos pacientes por el miedo a venir atenderse hayan tenido un desenlace fatal en casa o en algún lugar lejos de atención médica”, asegura Diego Araiza.
En 2018 murieron 2 mil 195 personas entre 25 y 24 años por enfermedades del corazón y 4 mil 556 entre 35 y 44 años, siendo la cuarta causa de defunciones en este rango.
Y es que, antes de la pandemia, los padecimientos cardíacos ya eran la primera causa de muerte en el país, matando al día a 219 hombres y 190 mujeres.
El 72.7 de las 149 mil 368 defunciones registradas por males cardíacos en el país, ocurrieron a causa de la reducción del flujo sanguíneo al corazón por el bloqueo parcial o total de las arterias, es decir, por infartos o cardiopatías.
“Pues sentí bien feo, me puse a chillar porque no sabia por qué” ligar 5.27 “ya después me dijo el doctor que era por tanto fumar” ligar al minuto 3.17 “No me imaginaba nada, no sé yo también quería quitarme ese dolor, nunca pensé que era un infarto”, es el testimonio de Arturo Pacheco, paciente infartado.
Falta de ambulancias; del reconocimiento de los síntomas del infarto en las clínicas y hospitales del primer nivel de atención; de insumos, así como la sobre saturación de los servicios de urgencia explican parte del problema, que ahora vino a agravarse con la contingencia sanitaria.
“La falta de oportunidades para atender pacientes tal vez el número de muertos por corazón este año sea mayor incluso que el año pasado”, reitera el cardiólogo Diego Araiza.
El tiempo para atender a un paciente infartado rondaba las 10 horas en la Ciudad de México antes de la pandemia, cuando los mejores resultados se obtienen en los primeros 120 minutos.
“Cada vez tenemos más pacientes que llegan fuera de tiempo para tratarlos, después de las 12 horas ya hay muy poco por hacer, y la proporción de pacientes que llegaron fuera de ventana de tratamiento es cada vez más alto”, explica el especialista.
“Tenían todo preparado me acostaron me quitaron la ropa todo y me dijeron que si quería yo destaparme las arterias y les dije que sí, y había pensando no quería hacerlo me dio miedo, como me platicaron todo lo que me tenían pero pues ya estoy acá de una vez y si me metieron y empezó todo y salió todo bien”, recuerda Arturo Pacheco, quien llegó a tiempo y por eso los especialistas lograron salvarle la vida.
Con información de Laura Toribio
IPR
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