Con la alegría estimulamos el flujo sanguíneo, reducimos el dolor físico e incluso a probado ser efectivo contra la migraña
Si tu estado de ánimo fuera una red social ¿cómo andarías por la vida? En pura perfección como en el Instagram. Bien espiritual y comunicativo como en Facebook. O malhumorado y con un genio de los mil demonios igual que en Twitter.
Y es que sinceramente, aun cuando nos dicen que los mexicanos somos re buenos pa la fiesta, cantamos en la adversidad y somos todo corazón. Lo cierto es que también una gran mayoría vamos por la vida de malas, mentando madres al prójimo, ensimismados y pareciendo que queremos ser todo, menos felices.
Para la RAE, la Felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física, algo que se alcanza después de ciertas situaciones o al obtener algunos elementos, de ahí su complejidad.
Por fortuna también tenemos a la Alegría, un sentimiento grato y vivo que se manifiesta con algunos signos, palabras, gestos o actos más fáciles de obtener.
Simplemente, cuando sonreímos, aun cuando al principio la sonrisa sea fingida, nuestro cerebro empieza a segregar endorfinas, poderosos neurotransmisores que hacen sentir bien, excelentes analgésicos que nos desestresan y que junto a la dopamina y a la serotonina regulan el estado de ánimo, nos ponen de buenas, mejoran la memoria, el sueño, el apetito, la digestión y hasta el desempeño sexual.
¿Te preocupa tu peso? Checa esto. En un ataque de risa, tu consumo de energía aumenta, sube tu frecuencia cardiaca de forma positiva y puedes llegar a quemar hasta 40 calorías en ese periodo tan corto de tiempo. ¿Sabes cuánto te llevaría quemar esas mismas 40 calorías en el gimnasio?
Con la alegría estimulamos el flujo sanguíneo, reducimos el dolor físico e incluso a probado ser efectivo contra la migraña. Los músculos del rostro se relajan, la sonrisa sale cada vez más natural, los ojos brillan y mejoran los resultados con los demás pues inconscientemente les eres más empático.
Entonces ¿a qué le apostamos? Seguimos de mal vibrosos y buscando únicamente descalificar a los demás. O le apostamos un poquito a la Alegría. Si te convence la segunda opción empieza por relajarte, respirar profundo antes de salir de casa, dejar de querer tener el control de todo, dar las gracias y devolver el saludo al vecino.
Dale más importancia al presente y replanteate de vez en cuando si lo que haces ahora te hará feliz a futuro. No perdemos nada y en una de esas nos convertimos en el país que tanto presumimos, nos gustaría tener.
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