
Enrique Bunbury lanza Cuentas pendientes, un álbum de raíz hispanoamericana que dialoga con la tradición musical y sus propias memorias afectivas
Enrique Bunbury regresa a la escena musical con un nuevo proyecto discográfico que se aleja del sonido rockero que lo ha caracterizado durante décadas. Este viernes, el músico zaragozano presentó Cuentas pendientes, un álbum que nació en paralelo a su anterior trabajo, Greta Garbo, pero que tomó su propio camino sonoro, más íntimo, más cercano a los géneros tradicionales hispanos y latinoamericanos.
“Cuando hacía Greta Garbo me di cuenta que tenía muchas canciones con este componente de raíz y mirando hacia el folclor, y las aparqué. Cuando terminé los shows de la gira anterior, sabía que lo que quería era hacer un disco de canción tradicional, mirando a los géneros hispanos y latinoamericanos. Así que fui escribiendo canciones de forma un tanto compulsiva y me metí a grabar este disco”, explicó Bunbury.
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La semilla de este nuevo álbum, sin embargo, no germinó recientemente. Sus raíces se remontan a la infancia del artista, cuando los sonidos del bolero, el tango y otros géneros populares se filtraban en su hogar a través de las voces de su madre y sus abuelos. Esos recuerdos auditivos quedaron marcados en su sensibilidad artística.
“Hay un primer contacto, digamos, inconsciente que es el de la infancia, de escuchar canciones a través de mi madre y mis abuelos. Y mi abuelo era un apasionado del tango, por ejemplo. En mi casa se han cantado canciones tradicionales y boleros desde siempre, así que fue inevitable que yo me enamorara de esto a lo largo de mi vida”, comparte el cantante.
Pero fue durante su trayectoria internacional, en especial durante los años con Héroes del Silencio, cuando su relación con la música latinoamericana se profundizó. La experiencia de girar por el continente le permitió descubrir nuevos estilos, aprender directamente de colegas como Andrea Echeverri y empaparse de una sonoridad que lo sedujo por completo.
“En ese momento hay un acercamiento ya, digamos, con conocimiento, recuerdo que con Andrea Echeverri, de Aterciopelados, ¡nos encerrábamos en los camerinos y me enseñaba temas. Le pedía: Bueno, ¿conocerás esta otra?”. Aprendíamos canciones populares”, evoca con nostalgia.
Esa conexión se intensificó con el tiempo, especialmente a través de sus visitas a México, país que ha dejado una huella profunda en su obra. De hecho, uno de los temas del nuevo disco, Las chingadas ganas de llorar, está inspirado en las emociones que el país le despierta.
“He profundizado en mis viajes a través de cantinas y a través de discos. Son muchos años de interés y pasión por los géneros. La sonoridad, la instrumentación y la rítmica, de ese tema ¿no? Sí, es un… Yo creo que México se ha colado en mis canciones históricamente desde hace muchos años, en los textos y en la música y la instrumentación. Es una parte sustancial de mi carrera y de mi vida”, reconoce Bunbury.
Cuentas pendientes no solo explora sonidos arraigados en la tradición, también articula una narrativa emocional que, como sugiere su título, habla de asuntos inconclusos, recuerdos no resueltos y búsquedas personales. La instrumentación es delicada, orgánica, con guiños al bolero, la ranchera, el tango y otros géneros populares que, más allá de sus formas musicales, cargan con un fuerte componente sentimental.
A diferencia de trabajos anteriores en los que el rock era el vehículo de expresión, este álbum apuesta por una sonoridad más sobria, pero igualmente intensa. La voz de Bunbury se encuentra aquí al servicio de las historias que canta, que fluyen entre la nostalgia, el duelo, la celebración del amor perdido y la memoria afectiva.
Cuentas pendientes ya está disponible en plataformas digitales y representa una nueva etapa para Bunbury, un artista que sigue en constante evolución, siempre dispuesto a explorar nuevos territorios sin perder de vista sus raíces. Este trabajo confirma, una vez más, que su vínculo con la música no es solo profesional: es una extensión de su vida, su memoria y su sensibilidad como creador.