Brasil se lamenta por el incendio que destruyó su Museo Nacional, un edificio histórico que carecía de un sistema de rociadores hídricos por años de abandono financiero, haciendo de esto una “tragedia anunciada”
El humo todavía salía del Museo Nacional de Brasil un día después de un devastador incendio, mientras surgían recriminaciones sobre quién es el responsable de la tragedia que destruyó al menos parte de los archivos más ricos de Latinoamérica, piezas históricas y documentos.
El director del recinto dijo que parte de la colección quedó destruida pero que todavía no era posible detallar qué se perdió.
El recinto tenía una colección de 20 millones de objetos -incluyendo piezas grecorromanas y algunos de los primeros fósiles hallados en el continente- en el que alguna vez fue el palacio de la familia real portuguesa.
Se desconoce qué piezas había cuando el lugar comenzó a incendiarse el domingo en la noche.
La conflagración rápidamente generó críticas por la deteriorara infraestructura y los déficits presupuestarios mientras los brasileños se preparan para votar en las elecciones nacionales de octubre.
“Llorar no resuelve nada”, dijo el director del museo, Alexander Kellner, a los periodistas en la escena. Se conmovió al mencionar los fondos y el apoyo que dijo que ahora “exigiría” a las autoridades para salvar lo que quedaba de la colección y reconstruir el museo. “Tenemos que actuar”.
Kellner dijo que la institución acaba de obtener la aprobación de fondos para una renovación, incluida una actualización del sistema de prevención de incendios. “Qué ironía, el dinero ya está allí, pero se acabó el tiempo”, dijo.
Roberto Robadey, un portavoz del departamento de bomberos, dijo que se tardaron en comenzar a combatir las llamas porque los hidrates más cercanos al museo no funcionaban. En cambio, tuvieron que enviar camiones a traer agua de un lago cercano.
Kellner dijo que había extintores en el lugar, pero no estaba claro si había rociadores, ya que son problemáticos para los museos porque el agua puede dañar los objetos.
El edificio todavía estaba en pie el lunes por la mañana, pero gran parte parecía destruido. Unos cientos de personas se agolparon en las puertas del sitio, algunos llorando. En el enorme sitio donde se encuentra el museo, la valla estaba en ruinas, las piedras tenían grietas y los jardines parecían descuidados.
“El fuego es lo que los políticos brasileños le hacen a la gente”, dijo Rosana Hollanda, una maestra de secundaria de 35 años, que lloraba en las puertas del museo el lunes. “Están quemando nuestra historia y nuestros sueños”.
Roberto Leher, el rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro -de la cual forma parte el museo- dijo a los reporteros el lunes que el edificio necesitaba una remodelación en sus sistemas eléctricos y de agua y un nuevo plan de prevención de incendios.
“Todos sabíamos que el edificio se encontraba en un estado vulnerable”, señaló y agregó que las autoridades han trabajado con los bomberos para reducir los riesgos.
“Para un incendio de esta magnitud, lamentablemente así lo demostró la realidad, necesitábamos una intervención sistemática”, indicó.
Cuestionado por un reportero sobre por qué un desastre de este tipo no ocurre en instituciones culturales de otros países, Kellner, el director del museo, respondió: “Pregúntate eso. Es una buena pregunta, háztela”.
El país más grande de Latinoamérica ha batallado para salir de su peor recesión en décadas. El estado de Río de Janeiro ha sido de los más afectados en los últimos años debido a la combinación de la caída de los precios mundiales del petróleo -una de sus principales fuentes de ingresos- la mala gestión y la corrupción masiva.
El museo estaba cerrado al público al momento del incendio, que comenzó alrededor de las 19:30 horas del domingo, hora local, indicó el recinto en un comunicado. Agregó que no había reportes de heridos y de momento se desconoce la causa del fuego.
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