Varios diputados de su partido dieron un paso adelante para poner fin a la permanencia en el cargo del primer ministro británico
El primer ministro británico, Boris Johnson, que lucha por salvar su cargo en medio de críticas y cuestionamientos por una serie de fiestas en Downing Street durante el confinamiento, dijo este miércoles al Parlamento que no dimitirá.
Johnson intenta sofocar una revuelta interna de sus propios legisladores, enojados por las fiestas en Downing Street, oficina y residencia del primer ministro, durante los confinamientos por la Covid-19, al tiempo que enfrenta los pedidos de la oposición para que renuncie.
Johnson, que logró en 2019 la mayoría más amplia de su partido en más de 30 años con la promesa de “Completar el Brexit”, ha pedido disculpas en repetidas ocasiones por las fiestas y ha dicho que no estaba al tanto de muchas de ellas.
Sin embargo, asistió a lo que dijo que pensaba que era un evento de trabajo el 20 de mayo de 2020 en el que se había dicho a los participantes que “trajeran su propio trago”.
“Cada semana, el primer ministro ofrece defensas absurdas y francamente increíbles a las fiestas de Downing Street, y cada semana son desmontadas”, dijo en el parlamento Keir Starmer, líder del opositor Partido Laborista.
Starmer, que se congratuló de la deserción del legislador Christian Wakeford, que abandonó a los conservadores para unirse a los laboristas, preguntó a Johnson si un primer ministro debe dimitir si engaña al parlamento.
Al ser preguntado de manera directa sobre si dimitiría, Johnson respondió: “No”.
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Para poner en marcha una impugnación del liderazgo, 54 de los 360 diputados conservadores deben escribir cartas de censura al presidente del Comité 1922 del partido.
Hasta 20 legisladores conservadores que ganaron sus escaños en las elecciones nacionales de 2019 planean presentar cartas mostrando su falta de confianza hacia Johnson, informó el Telegraph. Varios otros han dicho ya que escribieron las cartas.
Un análisis del periódico The Times mostró que 58 legisladores conservadores habían criticado abiertamente al primer ministro.
Durante la sesión en el parlamento, que generó un total de cinco llamados a su dimisión, defendió su política, atacó a la oposición y anunció también la eliminación de parte de las restricciones antiCovid.
Johnson, de 57 años y en el poder desde 2019, está en el ojo del huracán tras las revelaciones de las fiestas organizadas en Downing Street cuando el Reino Unido vivía un estricto confinamiento.
Fiestas entre confinamiento
La prensa británica informó este miércoles de que unos 20 jóvenes diputados conservadores se reunieron el martes para hablar sobre una posible moción de confianza contra Boris Johnson.
Estos políticos piensan que tienen suficientes votos para lograr que deje el cargo, en lo que la prensa ya llama el “complot del pastel de cerdo”, haciendo referencia al “pork pie”, una especialidad de la zona de uno de estos diputados.
La semana pasada, las excusas de Johnson ante el Parlamento, donde reconoció haber estado presente en una de las fiestas en mayo de 2020 afirmando que pensaba que era una reunión de trabajo, no calmaron los ánimos.
Según la prensa británica, Boris Johnson prevé una serie de medidas populistas para intentar mantenerse a flote. Por ejemplo, su gobierno ha dicho que recurrirá al ejército para bloquear las llegadas de migrantes desde el Canal de la Mancha y podría suprimir una tasa audiovisual que financia la BBC, dos temas sensibles para su electorado.
Para lograr que Johnson deje la presidencia del partido conservador y en consecuencia salga también de Downing Street, se necesita al menos que 54 diputados conservadores envíen un correo al llamado “comité 1922” pidiendo una moción de confianza.
Por ahora, siete diputados admitieron que ya lo habían hecho. Según la prensa serían unos 30, pero la prensa británica se pregunta si lograrán llegar hasta los 54.
“Pienso que sí, pero es difícil decirlo”, dijo a la BBC uno de los diputados. Otro afirmó al Telegraph que “ha llegado la hora” del primer ministro.
Pero el Financial Times estima que hay mucha indecisión y que algunos diputados quieren esperar a las conclusiones de Sue Gray, una funcionaria que debe entregar un informe que determine si se incumplieron las normas en vigor.
Además de las fiestas durante el confinamiento, el primer ministro también se ve salpicado por acusaciones de favoritismo y además tiene que hacer frente a una grave crisis del poder adquisitivo de los ciudadanos. La inflación del Reino Unido llegó en diciembre a niveles desconocidos en los últimos 30 años.
Medidas sanitarias
En un intento por desviar la atención, Johnson anunció que dejará de ser obligatorio el uso de mascarillas en los lugares públicos y en las escuelas de Inglaterra, y que se eliminarán los pases de Covid-19 para poder asistir a eventos multitudinarios, dado que las infecciones se han estabilizado en amplias zonas del país.
Johnson dijo a los legisladores que las restricciones se estaban relajando porque los científicos del gobierno creían probable que el aumento de infecciones provocadas por la altamente contagiosa variante ómicron “ha tocado techo a nivel nacional”.
Además, el gobierno dejará de aconsejar a las personas que trabajen desde casa y, a partir del próximo jueves, no se requerirán los pases obligatorios de Covid-19 para ingresar a eventos a gran escala.
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CAB