La entrega del público durante el show de anoche hizo que las dificultades pasadas quedaran atrás.
Blink-182 finalmente salda su deuda con México. Tras tres cancelaciones el pasado abril debido a problemas de salud de su bajista, Mark Hoppus, la banda estadounidense finalmente llegó a la Ciudad de México con un recinto semivacío, y la otra mitad del público temerosa de una nueva cancelación. Sin embargo, la maldición se rompió la noche de ayer, cuando el Estadio GNP Seguros se convirtió en escenario de uno de los momentos más esperados de 2024.
El grupo punk arrancó la noche con las presentaciones de Allison, Petey y Pierce The Veil como teloneros, pero fue a las 21:30 horas, después de una pausa, cuando Hoppus, Tom DeLonge y Travis Barker aparecieron en el escenario rodeados de humo. Sus siluetas desataron la locura en el público, que estalló de emoción cuando el vocalista saludó levantando su dedo anular, mientras Hoppus hizo el símbolo de paz y amor con ambas manos y Barker simplemente levantó los brazos. Aunque el lugar aún tenía algunas butacas vacías y la pista solo se llenó a la mitad, la energía de los asistentes fue suficiente para cargar de vida el estadio, vibrando con la emoción de ver a la banda que tanto esperaban.
Cualquier rencor por las dificultades pasadas desapareció en cuanto sonó el primer tema: *Feeling This*. Blink-182 estaba de vuelta en México, y la sensación era increíble. “We Miss You”, gritaba un fan en referencia tanto a la ausencia de la banda como a uno de sus éxitos más emblemáticos, *I Miss You*.
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Tema tras tema, la banda seguía sorprendiendo a sus fans, quienes quedaron hipnotizados con la energía y la química entre ellos. Uno de los momentos más destacados fue cuando *I Miss You* sonó a todo volumen, cantado por el público que no dejaba de grabar el momento. En la segunda parte de la canción, Mark permitió que los asistentes cantaran la parte principal, lo que hizo que la audiencia estallara de júbilo, mientras Travis Barker añadía un solo impresionante con su destreza en la batería, ganándose las ovaciones del público.
Las cabezas no dejaron de moverse, ni los brazos de agitarse, en medio de la euforia colectiva. La noche terminó entre aplausos, gritos, pirotecnia y un baño de espuma para las primeras filas.