El arsénico es una las sustancias más tóxicas del mundo, y puede provocar desde una intoxicación hasta el desarrollo de un cáncer o la muerte
Como sacado de una novela de ficción, una biblioteca en Dinamarca descubrió que tres libros de su acervo se encontraban envenenados con arsénico entre sus hojas.
El descubrimiento fue realizado por investigadores de la University Southern Denmark, quienes al realizar un análisis de uorescencia de Rayos X descubrieron que éstos poseían altos niveles de veneno entre sus pastas.
Los libros son tres raros volúmenes de los siglos XVI y XVII, los cuáles se encontraba al alcance del público.
Fueron los profesores Jakob Povl Holck y Kaare Lund Rasmussen quienes buscando descifrar unos manuscritos medievales descubrieron que eran difíciles de interpretar por culpa de una extensa capa de pintura verde que oscurecía las viejas letras manuscritas. Por lo que los llevaron al laboratorio para someterlos a un análisis de rayos X.
“La idea era atravesar la capa de pintura para enfocarnos en los elementos químicos de la tinta que está debajo, como el hierro y el calcio, con la esperanza de que las letras fueran más legibles”, señalan los investigadores. Su sorpresa fue mayúscula cuando el estudio halló que la capa de pigmento verde “era arsénico”.
Este incidente hizo recordar inmediatamente la obra de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa, la cual narra las actividades detectivescas de Guillermo de Baskerville para esclarecer los crímenes cometidos en una abadía benedictina en el año 1327, donde un libro causa estragos en el monasterio italiano del siglo XIV, matando a todos los lectores que se lamen los dedos al pasar las páginas tóxicas.
A diferencia de la narración ficticia, actualmente los libros fueron puestos dentro de unas cajas de cartón, ventilados y separados del resto de volúmenes con etiquetas de seguridad.
La idea es digitalizarlos para minimizar el riesgo del contacto físico, aunque durante años estuvieron al alcance de cualquiera de los usuarios de la Universidad de Southern Denmark, en Esbjerg, Dinamarca.
El arsénico es una las sustancias más tóxicas del mundo, y puede provocar desde una intoxicación hasta el desarrollo de un cáncer o la muerte.
Se necesitan apenas 0,15 gramos del rey de los venenos para acabar con la vida de una persona de 75 kilos. Una vez ingerido, camuflado con productos como la harina o el azúcar, el cuerpo lo asimila con rapidez. Del aparato digestivo al torrente sanguíneo, desde donde se distribuye por todos los órganos, aunque se concentra en las uñas, el pelo, la piel, las arterias y el hígado.
Contenido relacionado
Museos, sabemos que resguardan historia, ¿pero cuál es la historia de ellos en México?