En la batalla de Camarón, 65 valientes enfrentaron a todo un ejército. Aquí les rendimos un pequeño pero merecido homenaje
En la imagen, oficiales de la Legión Extranjera rinden homenaje a los héroes de la batalla de Camarón.
La Legión Extranjera Francesa
Tras la derrota del cinco de mayo de 1862, el ejército francés incrementó considerablemente el número de soldados al servicio de Maximiliano de Habsburgo. De seis mil elementos que combatieron en Puebla, había ya treinta mil para marzo de 1863, entre ellos dos batallones de la Legión Extranjera.
La Legión Extranjera del ejército francés fue fundada en 1831, en ella se le permite participar a cualquier extranjero que quiera defender a Francia. Para abril de 1863, el 1er Regimiento de este cuerpo militar se encontraba acantonado en Veracruz, al mando del coronel Pierre Jeanningros.
La Misión
El coronel Jeanningros tenía a su cargo la protección de un convoy que transportaría víveres municiones y dinero por el camino de La Soledad – Córdoba – Puebla. Para ello estableció guardias a cargo de cuatro compañías del 1er Regimiento de la Legión Extranjera, en diferentes puntos estratégicos. Uno de los cuales estaba ubicado al pie del cerro del Chiquihuite, entre Atoyac y Paso del Macho custodiado por la 3er compañía.
Debido a enfermedades ocasionadas por el duro clima de la región, sólo 62 de los 120 soldados que integraban la 3er compañía estaban en servicio. Por ello se solicitaron voluntarios para comandar la operación, llamado al que acudieron el capitán Jean Danjou y los subtenientes Napoleón Vilain y Clément Maudet.
Inicia La Batalla De Camarón
El cuerpo del ejército mexicano al que correspondía la custodia de aquella zona era el 1er Batallón de Lanceros de Orizaba, al mando del coronel Francisco de Paula Milán.
En la madrugada del 30 de abril de 1863 Paula envió una brigada de reconocimiento con 800 jinetes al mando de los hermanos Jiménez, Joaquin jefe de escuadrón y Anastasio con el grado de teniente. La primera escaramuza se efectuó en las cercanías de la hoy inexistente hacienda de La Trinidad, teniendo como resultado la dispersión de la caballería mexicana.
Los soldados al mando del capitán Danjou aprovecharon la confusión, refugiándose al interior de la hacienda, utilizándola como fuerte de defensa. La caballería mexicana se reorganizó; Anastasio Jiménez consciente de la superioridad numérica de sus tropas, envió una solicitud de rendición para evitar derramar sangre inútilmente. No obstante, la respuesta fue contundentemente negativa, por conducto de un sargento polaco de apellido Morzycki respondieron: “tenemos armas suficientes, no nos rendiremos.”
Para medio día, después de cinco horas de balacera, el propio Francisco de Paula arribó al campo de batalla con 1’200 soldados de infantería. El coronel envió una segunda oportunidad de rendición, misma que fue rechazada con igual vehemencia. Paula no tuvo más alternativa que cargar de nuevo al enemigo, acción durante la cual falleció el capitán Jean Danjou quedando a relevo del mando el subteniente Napoleón Vilain.
Desenlace Honorable
Vilain a su vez fue abatido, pero todos los hombres de aquél valiente ejército estaban determinados a continuar en la lucha hasta el final. Así, una tercera propuesta de rendición fue rechazada, esta vez por el subteniente Clément Maudet, al mando sólo de 11 soldados que resistieron durante una hora más, hasta que los soldados mexicanos entraron a bayoneta calada en lucha cuerpo a cuerpo.
Al final de la batalla de Camarón, sólo tres soldados permanecían en pie y a punto de ser acribillados, el coronel Luciano Cambas se interpuso al grito de ¡Ríndanse! Dicha propuesta fue aceptada bajo la condición de que se les permitiera conservar sus armas y de que se brindara atención médica a sus heridos. Servicio que se cumplió noblemente por el médico militar Mayor Francisco Talavera.
Homenaje Anual
Después de tres meses como prisioneros de guerra, ocho sobrevivientes de la 3a compañía regresaron a su regimiento, gracias a un intercambio de prisioneros. Los soldados fallecidos fueron sepultados por tropas mexicanas en ese mismo sitio, los mexicanos al norte de la hacienda y los extranjeros al sur.
Merecido es destacar la valiente y activa participación del capitán Jean Danjou, quien previamente había perdido el brazo izquierdo en la campaña francesa de Argelia. Su prótesis fue recuperada al momento del sepelio y actualmente es el objeto más preciado y venerado por los miembros de la Legión Extranjera, quienes la muestran como reliquia en un desfile anual.
Representantes del gobierno francés, así como veteranos y miembros activos de la Legión Extranjera son recibidos anualmente en Camarón de Tejeda, Veracruz, para rendir homenaje a aquellos valientes hombres. Quienes demostraron que sin importar la causa que se defienda, la valentía y el honor son virtudes loables y entrañan lo mejor del género humano.