Australia calificó este miércoles de “terrorismo” la aparición en varios lugares del país de fresas con una aguja de coser escondida dentro, un caso que desató una ola de pánico entre la población
El primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha pedido este miércoles equiparar las condenas de cárcel por contaminación de comida con las que sancionan la financiación del terrorismo, a raíz de la crisis desatada por el sabotaje con agujas insertadas en las fresas.
“Quien comete un delito por falsificación o robo de propiedad del Estado tiene diez años (de prisión). Quince es la condena por tenencia de pornografía infantil o financiación del terrorismo”, ha dicho Morrison en una rueda de prensa.
La propuesta para que se eleve de 10 a 15 años de prisión por el delito de sabotaje de alimentos, que aprobaría esta semana el Parlamento, pretende enviar un “mensaje muy claro” a los responsables de la crisis originada la semana pasada.
El Ejecutivo australiano también ampliará la definición de sabotaje, que normalmente se refiere a las infraestructuras nacionales, para incluir a los alimentos de consumo humano y que afectará a los actos de gran escala que dañen la “seguridad nacional”.
El primer ministro ha anunciado que se creará un nuevo delito por “imprudencia” que se sancionará con un máximo de 10 años de cárcel y en el que no se necesitará demostrar un motivo.
La tipificación de este nuevo delito pretende castigar a aquellos que han imitado los actos de sabotaje agrícola. Morrison, quien les llamó “cobardes”, ha advertido de que serán perseguidos hasta “meterlos en la cárcel”.
Las autoridades tienen pendiente dar con el paradero de los responsables de este sabotaje en la complicada cadena de producción en esta industria que genera unos 160 millones australianos (115 millones de dólares estadounidenses).
El ministro australiano del Interior, Peter Dutton, escribió en su cuenta Twitter que se han reportado más de cien casos de agujas insertadas en las fresas, la mayoría en el estado de Queensland, donde se cree se produjo el sabotaje, aunque “muchos de ellos” son falsos.
Mientras que Morrison indicó que “sabotear nuestras fresas es sabotear a nuestros granjeros. No está bien. Es un crimen”.
El Gobierno australiano ha informado de que destinará un millón de dólares australianos (718,975 dólares USD) para ayudar a los cultivadores de fresas, que equivale a la suma anunciada por el ejecutivo del estado de Queensland el día anterior.
Las autoridades australianas y estatales han ofrecido recientemente 100,000 australianos (71,897 dólares USD) de recompensa para aquellos que ayuden a dar con los culpables.
Días después de que Nueva Zelanda prohibiera la venta de las fresas australianas, el Gobierno federal anunció el martes que las frutas de exportación deberán estar libres de metales lo que ha obligado a varias empresas a comprar detectores de este material.
Las agujas comenzaron a ser detectadas la semana pasada en el este de Australia y después en casi todo el país, lo que ha llevado a las autoridades a pedir a los consumidores a cortarlas en trozos pequeños.
Asimismo, se han denunciado esta semana casos aislados de una manzana y un plátano con agujas, que se cree han sido realizados por imitadores.
Sabotaging our strawberries is sabotaging our farmers. It’s not right. It’s not on. It’s a crime. pic.twitter.com/2B9TTg9JOf
— Scott Morrison (@ScottMorrisonMP) 19 de septiembre de 2018
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