El homicidio del padre Marcelo Pérez Pérez es producto de las disputas entre los grupos indígenas zotziles y zeltales que luchan por el control político en sus comunidades.
El homicidio del padre Marcelo Pérez Pérez no está vinculado a la actividad del crimen organizado en Chiapas; más bien es consecuencia de las disputas entre los grupos indígenas zotziles y zeltales que luchan por el poder político en sus comunidades.
Tras el anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la transferencia de las investigaciones del homicidio del sacerdote de 51 años a la Fiscalía General de la República (FGR), el obispo emérito admitió que las amenazas que recibió el padre Marcelo Pérez fueron resultado de las disputas entre los grupos armados.
“En este caso concreto del padre Marcelo, muchos quisieran perpetuarse en los poderes municipales o en los poderes más inmediatamente locales, comunitarios; el padre decía: respétense, quieranse. Si la mayoría no está de acuerdo con eso, hay que respetar lo que la mayoría diga; no que él se inclinara por un partido o por un grupo, sino por la paz y la reconciliación de las propias comunidades” detalló en la entrevista.
Te podría interesar: En Chiapas, iglesias evangélicas demandan atender inseguridad en el estado
– Esta lucha por el poder político ¿dieron origen a las amenazas que recibió el padre antes de ser asesinado? se le preguntó.
– Así lo tenemos entendido, precisó el cardenal.
Los enfrentamientos por el poder político y económico entre los grupos armados indígenas se dan en las comunidades gobernadas ya sea por un partido político o por el sistema de usos y costumbres, añadió el religioso.
– ¿De qué territorios estamos hablando? se le planteó.
– Hemos tenido varios casos, un tiempo, por ejemplo Oxchuc, que está entre San Cristóbal y Ocosingo. Ahí eran dos mujeres indígenas y sus respectivos grupos que peleaban la presidencia municipal. Tuvimos casos semejantes en Chenalhó, dos grupos que pelean la presidencia municipal; en Pantelhó, ahora que fue el problema más reciente, incluso allá, no se pudieron llevar elecciones por el tema de la violencia y el congreso nombró a un consejo municipal, y hay gente que no está muy conforme con eso; en fin son problemas ya mucho, mucho muy locales a nivel municipal.
Con base en las circunstancias que rodearon el asesinato del padre Marcelo Pérez, de origen tzotzil, el cardenal Arizmendi descartó la posibilidad de que organziaciones del crimen organziado estén detrás de los grupos armados en las comunidades indígenas con la intensión de apropiarse del poder político y económico.
– No, en este caso. Han sido inlcuso problemas históricos que no tienen nada que ver con los cárteles; los cárteles incluso son muy posteriores allá en Chiapas; todos estos cárteles tendrán dos o tres años, cuando mucho; antes no estaban y ya había otros problemas al interior de las propias comunidades, reseñó.
En las zonas del estado de Chiapas en las que los cárteles de la droga tienen presencia, el cardenal sostuvo que el gobierno federal y estatal han hecho lo posible por enviar al ejército, a la guardia nacional y hasta la policía pero “están rebasados, todos estamos rebasados”.