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Los ciudadanos de Argentina observaron que los capibaras estaban cubiertos por una capa espesa de color verdoso.
En la orilla argentina del río Uruguay, en la provincia de Entre Ríos, se pudo observar en los últimos días a los capibaras completamente cubiertos por una capa verdosa provocada por las cianobacterias.
Este fenómeno, que se presenta con mayor intensidad cada año debido al calentamiento global, provocó la formación de una gruesa capa verdosa en las orillas del embalse de la represa binacional de Salto Grande, en la frontera entre Argentina y Uruguay.
Un intenso olor a descomposición en el aire, peces muertos en la orilla y los capibaras cubiertos por una capa verde pintaban un panorama sombrío en los balnearios de la zona, afectados por la floración de cianobacterias, que son potencialmente tóxicas.
Sin embargo, en concentraciones elevadas, las cianobacterias pueden ser perjudiciales e incluso volverse tóxicas, representando un riesgo para los humanos, a quienes se les aconseja “evitar el contacto”.
“Cuando se dan ciertas condiciones ambientales, como altas temperaturas y concentraciones elevadas de nutrientes en el agua, estos organismos oportunistas comienzan a crecer de manera descontrolada, provocando un ‘bloom’ o floración de cianobacterias”, explicó.
La semana pasada, al menos 15 municipios de la provincia de Buenos Aires emitieron una alerta para la detección temprana.
“Los efectos del cambio climático, relacionados con los patrones de temperatura y distribución de precipitaciones, están provocando que estas floraciones de cianobacterias sean cada vez más frecuentes”, comentó Frau.
A esto se suma el impacto de la actividad humana sobre los sistemas acuáticos cercanos a áreas urbanas y los efectos derivados de la agricultura y la ganadería.
El biólogo, miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), señaló además que la alta concentración de bacterias reduce el oxígeno en el agua para los peces y limita la luz para la fotosíntesis de las plantas acuáticas, afectando a todo el ecosistema.
El especialista indicó que la floración puede durar “varias semanas”.
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Novoa explicó que, en casos de “exposición leve”, las cianobacterias pueden ocasionar “problemas de dermatitis” o, si hay contacto con las mucosas del agua contaminada, síntomas similares a los de la gripe, como diarrea, vómitos y dolor de cabeza.
“En exposiciones prolongadas, se han registrado problemas hepáticos y del sistema nervioso”, añadió.
Las cianobacterias, conocidas también como algas verdeazules, son un grupo de bacterias procariotas que realizan fotosíntesis oxigénica. A pesar de su nombre, no son algas, sino bacterias capaces de generar su propio alimento a partir de la luz solar, liberando oxígeno en el proceso.
Las cianobacterias, también conocidas como algas verdeazules, son un grupo de microorganismos procariotas que realizan fotosíntesis oxigénica. A pesar de su nombre, no son algas, sino bacterias capaces de producir su propio alimento a partir de la luz solar, liberando oxígeno en el proceso.
Se cree que estas bacterias desempeñaron un papel clave en la oxigenación de la atmósfera terrestre hace unos 2 mil 400 millones de años, un evento conocido como la Gran Oxidación.
Estos microorganismos pueden encontrarse en diversos hábitats, desde océanos y lagos hasta suelos y entornos extremos como desiertos y aguas termales. Algunas especies forman colonias visibles, mientras que otras existen como células individuales.
Las cianobacterias tienen aplicaciones en la biotecnología, la agricultura y la producción de biocombustibles. Sin embargo, también pueden generar problemas ambientales.
Bajo ciertas condiciones, como el exceso de nutrientes y temperaturas elevadas, pueden proliferar descontroladamente y formar “floraciones algales”, que pueden producir toxinas perjudiciales para la fauna acuática y la salud humana.
Investigaciones del United States Geological Survey (USGS) y la Environmental Protection Agency (EPA) han demostrado que estas floraciones pueden contaminar el agua potable y dañar la vida silvestre. Por esta razón, se realizan monitoreos a nivel mundial para prevenir riesgos tanto ambientales como sanitarios.
En conclusión, aunque las cianobacterias son microorganismos vitales para la vida en la Tierra, su proliferación descontrolada puede convertirse en un desafío tanto ecológico como para la salud pública.