Muchos alumnos de la Facultad han decidido con apoyo de sus padres, vivir cerca de la escuela para no exponerse a la delincuencia
Muchos de los alumnos de la Facultada de Estudios Superiores Cuautitlán han tomado la decisión de rentar habitaciones cerca de la escuela, esto por la inseguridad que se vive en la zona y a la que se enfrentan diariamente en el transporte público.
Muchos jóvenes se ven obligados a rentar decenas de cuartos que se ofrecen cerca de las puertas al campo 4, desde el arco de entrada hasta el barrio San Sebastián Xhala, y pagar entre 900 y 2 mil 500 pesos mensuales por esta habitación.
Una parte considerable de los alumnos deben trasladarse por horas para llegar a su destino en donde son víctimas de asalto a mano armada frecuentemente. Los jóvenes hacen el recorrido desde la Ciudad de México hasta su escuela en el campo multidisciplinario de la UNAM. Un estudiante puede invertir en promedio 100 pesos en ir y regresar a su hogar.
Los alumnos buscan acortar las distancias y ahorrar algo de dinero que es invertido en los largos viajes, pero aún más importante tratan de estar a salvo de los peligros del entorno. Aunado a las dificultades mencionadas los horarios de clases terminan alrededor de las 10:00 pm.
Aún la comunidad de esta Facultad sigue reclamando justicia por la muerte de dos compañeras, una alumna de bioquímica diagnóstica y otra de contaduría, asesinadas en noviembre de 2018 y en julio de 2017. Aunque los crímenes fueron cometidos en los municipios de Nezahualcóyotl y Nicolás Romero, la comunidad estudiantil está en permanente reclamo de justicia por ellas.
La escuela está rodeada de naves industriales y depósitos de vehículos pesados, esto por la cercanía con la caseta y la autopista a Querétaro, sin embargo cerca del lugar no hay señalamientos suficientes.
En su más reciente informe de labores, el director de la FES Cuautitlán, Jorge Alfredo Cuéllar Ordaz, dedicó un párrafo en el documento de 120 cuartillas al llamado proyecto “Seguridad Externa de la institución”. En él, refiere que se mantiene la gestión y vinculación con los gobiernos federal, estatal y municipal, para generar una mayor atención y disminución de actos delictivos. Además, incluyó el seguimiento con autoridades municipales y del Estado de México, así como de la continuidad al programa Transporte Seguro, que consta de botones de pánico, videocámaras y GPS en las unidades que dan servicio a la comunidad.
Por otra parte Cuautitlán Izcalli constituye uno de los municipios mexiquenses donde el caos urbano, la insuficiencia de servicios públicos y los elevados índices delictivos de violencia, como los ataques a mujeres contrastan con la estadística oficial de desempleo, comunicación y acceso a elementos de bienestar en los núcleos familiares.
Para todo el país, el año pasado las muertes de mujeres clasificadas como feminicidios fueron 834, cifra que implica un incremento de 13.4 por ciento respecto de 2017, de las cuales se iniciaron 735 carpetas de investigación por los mismos hechos.
Diversos colectivos, entre ellos de mujeres universitarias, no sólo acusan un subregistro o mala clasificación de estos homicidios, sino también reclaman atención por las frecuentes formas de violencia de género, que van desde el maltrato doméstico hasta el acoso callejero, laboral y en los centros de estudio.
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