Un atacante suicida talibán se inmoló el lunes en un coche bomba en la parte oeste de Kabul, y dejó al menos 35 muertos y más de 40 heridos, dijeron fuentes del Gobierno, en uno de los peores ataques en la capital afgana en las últimas semanas.
La policía acordonó la zona, ubicada cerca de la casa del viceprimer ministro Mohammad Mohaqiq, en una parte de la ciudad donde viven muchos miembros de la comunidad hazara, principalmente chií.
El ataque suicida, que tuvo como objetivo a personal del Gobierno, continuó con la violencia imparable que ha cobrado la vida de más de 1.700 civiles en Afganistán este año.
Los talibanes, que luchan contra el Gobierno respaldado por Occidente y con una coalición dirigida por la OTAN por el control de Afganistán, han lanzado una oleada de ataques en el país en los últimos días, activando la violencia en más de media decena de provincias.
“Estaba en mi tienda cuando de repente escuché un sonido terrible y como resultado todas las ventanas de mi tienda fueron destrozadas”, dijo Ali Ahmed, un residente en la zona.
El portavoz interino del Ministerio del Interior, Najib Danish, dijo que al menos 24 personas murieron y 40 resultaron heridas, pero que la cifra podría aumentar.
Otro funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a dar información sobre el incidente, dijo que la cifra de muertos era de 35. El portavoz talibán Zabihullah Mujahid dijo en Twitter que 37 “trabajadores de inteligencia” habían muerto.
Mujahid dijo en un tuit donde el grupo se atribuyó la responsabilidad del ataque que el objetivo habían sido dos autobuses que habían estado bajo vigilancia por dos meses.