El adiós a un gran compañero y un reportero profesional, cuidadoso y dedicado a su quehacer periodístico
Apenas la semana pasada escribía de un triste suceso que era la muerte de una joven médico de 26 años. Hoy escribo doblemente triste y afectado. Fue privado de la vida nuestro compañero Hector González, corresponsal de Imagen en Tamaulipas. Esa tierra que se ha vuelto un ramillete de violencia, en donde no hay paz entre balaceras y asesinatos.
Yo no puedo presumir una cercanía artificial con Héctor, más allá de la profesional, en donde siempre fue comprometido y cuidadoso. En muchas ocasiones me dijo que prefería mandarme la información y no entrar al aire, pues la plaza estaba muy caliente. Vaya que lo estaba al nivel de arrancarle la vida a punta de piedras y molerlo.
Héctor es el sexto periodista que piérdela vida este año. El procurador de la entidad especula entre si los motivos de su muerte fueron una riña por asuntos personales o su trabajo. Supongo que una riña con piedras “grandotas” es de la época de las cavernas.
Es una real tragedia que en época electoral los periodistas nos encontremos con un clima tan adverso para realizar nuestra labor. Se necesita de libertad y garantías para poder opinar de forma oportuna y veraz, sobre temas y candidatos. Es evidente que el narco y el crimen organizado están haciendo su juego en esta elección, como en ninguna otra de la historia. Más de 60 candidatos a diferentes puestos asesinados y la SEGOB dice que ninguno perdió la vida por estar postulado.
Mientras todo esto pasa somos llamados a no exagerar la nota, a no perder de vista los logros alcanzados. Sería mezquino no reconocer reformas y estabilidad económica, como lo es en el mismo sentido sepultar el dolor innecesario de tantos mexicanos en los logros.
Supongo que a Axel, papá de Tadeo niño que murió a consecuencia de las quemaduras en un
camión incendiado por el CJNG y cuya mujer lucha por su vida sin saber que su bebé de 8 meses murió quemado, le importa un carajo si se logró la reforma energética o si el peso es fuerte. El dolor no lo deja pensar. Me supongo que la familia de Héctor cuando no regrese nunca más por las noches, no podrán decir: 2lastima que murió, que no lo vamos a abrazar nunca más, pero tenemos reforma educativa”.
El consuelo de Axel y la familia de mi compañero, es que cuando estén rendidos de llorar, descongelado el corazón de tantas lágrimas, podrán dormir exhaustos de extrañar, de sollozar pero solo con el dolor en el alma. Aquellos que han permitido que este país se descomponga, que tantas familias estén desechas por la violencia y la sangre por incompetentes estoy seguro no podrán conciliar el sueño nunca más. Los incompetentes u omisos que nos han conducido a este estado, así podrán estar en sus casas de ensueño y con sus abultadas cuentas bancarias, pero no podrán volver a conciliar el sueño, ese será su karma por condenarnos a este sufrimiento, por someternos al miedo diario de poner un pie en la calle.
A la familia de Héctor, mi cariño, mi solidaridad, mi abrazo más apretado, perdemos un gran periodista, un hombre serio y mesurado. Al gremio lo llamó a la solidaridad. A quien pretenda gobernar este país le pido que si quiere mantener la salud mental de ciudadanos y el buen ánimo del país, asegure que los periodistas podamos desempeñar con libertad nuestra labor, con humor y con una crítica sana y abierta.
A las autoridades les pedimos una investigación prístina y recta. Que la justicia sea pronta y expedita como es el buen deseo constitucional. Y a México le pido compresión y acompañamiento en la labor informativa. Participación crítica y bien motivada. A los ciudadanos les aviso que el tiempo y la mecha esta corta, que estamos a un mes de la decisión más trascendental de la historia reciente y que no aguantamos otros 6 años desperdiciados.