En lugar de cerrar la guardería de inmediato, el IMSS y el Poder Judicial de la FEM optaron por mantenerla abierta con normalidad y mantener en secreto los hechos denunciados.
Esta historia de terror comenzó en mayo del año pasado, cuando Ruth notó cambios de conducta y crisis nocturnas en su niña de dos años, después de recogerla de la guardería.
El lunes 22 de mayo de 2023, una niña comenzó a llorar al ingresar a la guardería, por lo que su mamá decidió llevarla al pediatra. El médico le recomendó llevarla a la Fiscalía para que los médicos legistas la revisaran.
En la fiscalía le confirmaron que la niña tenía dos desgarres anales por lo que la pasaron a tomar la denuncia y le prohibieron hablar del caso.
En lugar de cerrar la guardería de inmediato, el IMSS y el Poder Judicial (PJ) de la FEM decidieron dejarla abierta con toda normalidad y mantener en secreto los hechos denunciados, mientras el número de víctimas aumentaba.
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La investigación judicial fue lenta y deficiente. En lugar de aplicar un protocolo inmediato para protección a los menores, la directora de la guardería, Nidia Lara Lara, supo desde mayo lo sucedido y entregó los expedientes del personal docente de la guardería, pero sin los videos de las cámaras, argumentando que estaban en un punto ciego o con imágenes borrosas.
Fue hasta el 13 de julio de 2023, dos meses después de la primera denuncia, que el IMSS informó que la guardería sería cerrada para investigar las acusaciones de abuso sexual, luego de que la presunta agresora, de 23 años, licenciada en educación, fuera vinculada a proceso e ingresada días antes, el 8 de julio, al Centro de Reinserción Social (Cereso) Femenil 2.
Con la denuncia en la causa penal 3828/2023, la maestra fue vinculada a proceso y se realizó la audiencia inicial presidida por el juez de control Jorge Enrique González Rodríguez, que impuso la medida cautelar de prisión preventiva por un término de 24 meses.
Un total de 40 niños y niñas fueron sometidos a exámenes periciales. Y la fiscal Wendy Paola Chávez Villanueva calificó el caso de complejo, porque entre las víctimas hay menores lactantes que no hablan ni caminan, por lo que para tomarles declaración utilizaron el método Antenas por los Niños, con un títere cibernético operado por psicólogos.