La mujer confesó que dejó de tomar sus medicamentos psiquiátricos, según dijo el padre de los niños no era la primera vez que trataba de matarlos
Un pequeño de tres años y medio, y una de cinco meses, tenían movilizado a Godella, un pueblo de Valencia, pues se reportó su desaparición, la búsqueda culminó cuando se supo que los niños estaban muertos.
El jueves 14 de marzo se realizó el descubrimiento de los cuerpos enterrados en las inmediaciones de su domicilio, a donde la madre de los dos pequeños condujo a la Guardia Civil. Ambos padres se encuentran detenidos.
Un día antes del hallazgo de los menores la pareja protagonizó una fuerte discusión, ella salió corriendo, desnuda y ensangrentada, él detrás de ella con pistola en mano. Los vecinos llamaron a las autoridades al ver semejante escena.
Cuando los agentes llegaron a la casa, el hombre, que parecía confuso, les dijo que todos estaban muertos y que su mujer le había pedido que tirara a los niños a la piscina y después le hiciera el amor.
Se revisó la piscina y no se encontró nada, por lo que se declaró que los tres estaban desaparecidos. Iniciaron los trabajos de búsqueda en los que más de 100 personas participaron, se halló a la madre, que se encontraba oculta en un bidón y con rasguños, producto de haber estado corriendo por el bosque, pero sin lesiones mayores.
El interrogatorio de la mujer duró 10 horas, hasta que confesó que los niños estaban muertos y llevó a la policía al lugar donde estaban enterrados. Los cuerpos estaban por separado a 75 y 150 metros de la vivienda.
Por ahora se maneja la hipótesis de que los padres mataron a golpes a sus hijos. Se sabe que días antes de llevar a cabo el atroz crimen cavaron los hoyos que fungirían como tumbas
No era la primera vez que la mujer trataba de asesinar a sus hijos, el padre de los menores confirmó que ella creía que su hijo estaba poseído y lo tiró a una fosa séptica, de la que él lo tuvo que sacar. También que el plan de ella era arrojarse a la piscina para resucitar a los pequeños.
Durante el interrogatorio constantemente dijo que los niños tenían que resucitar.
La pareja llevaba una vida hippie en una casa insalubre, medio derruida, no tenía luz, ni agua, ni enseres adecuados para criar a dos bebés. Era su forma de protestar contra el sistema.
María Gombau es española, proviene de una familia acomodada, participó activamente en protestas, era defensora de los pueblos indígenas y del medio ambiente. Gabriel Salvador era belga. Se conocieron en Bélgica y se mudaron a España al quedar embarazada.
La activista ya había sido arrestado por agredir a policías durante una manifestación, se le condenó a realizar trabajos sociales.
María tenía problemas psquiátricos, constantemente abandonaba la medicación. Además ambos consumían drogas. A Gabriel se le llegó a ver con cascos de papel aluminio, para protegerse de los extraterrestres.
La abuela de los niños -madre de María- era quien cuidaba y alimentaba a los pequeños, ya había dado aviso de las condiciones en la que sus nietos vivían, el lunes 11 de marzo se abrió un expediente producto de las denuncias de la mujer.
La mujer supo que algo andaba mal tras recibir un mensaje de su hija que decía: “Me voy con el creador”.
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