Una nueva investigación señala que quienes prefieren acostarse y despertarse tarde tienden a tener un estilo de vida menos saludable.
Una nueva investigación, que será presentada en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) en Madrid, revela que los noctámbulos tienen un IMC más alto, cinturas más anchas, más grasa corporal oculta y casi un 50% más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con quienes se acuestan temprano.
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El investigador principal, el doctor Jeroen van der Velde, del Centro Médico de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, afirma: “Estudios anteriores indicaron que un cronotipo tardío (que prefiere acostarse tarde y despertarse más tarde) está asociado con un estilo de vida poco saludable. Los cronotipos tardíos son más propensos a fumar o a tener una dieta poco saludable, por ejemplo, y se ha sugerido que esta es la razón por la que tienen un mayor riesgo de sufrir obesidad y trastornos metabólicos, incluida la diabetes tipo 2.
“Sin embargo, creemos que el estilo de vida no puede explicar por completo la relación entre un cronotipo tardío y trastornos metabólicos. Además, si bien se sabe que un cronotipo tardío está asociado con un IMC alto, no está claro en qué medida el cronotipo afecta la distribución de la grasa corporal”.
Para obtener más información, el Dr. Van der Velde y sus colegas estudiaron la asociación entre el horario de sueño, la diabetes tipo 2 y la distribución de la grasa corporal en más de 5mil personas, como parte del estudio de Epidemiología de la Obesidad de los Países Bajos, un estudio en curso sobre la influencia de la grasa corporal en la enfermedad.
El análisis incluyó a participantes (54% mujeres) con una edad media de 56 años y un IMC medio de 30 kg/m 2 . Los participantes rellenaron un cuestionario sobre sus horarios habituales de acostarse y de despertarse y a partir de ahí se calculó el punto medio del sueño (MPS). Los participantes se dividieron en tres grupos: cronotipo temprano (el 20% de los participantes con la MPS más temprana), cronotipo tardío (el 20% de los participantes con la MPS más tardía) y cronotipo intermedio (el 60% restante de los participantes). Se midieron el IMC y la circunferencia de la cintura de todos los participantes. Se midió la grasa visceral y la grasa hepática de mil 526 participantes mediante resonancia magnética y espectroscopia de resonancia magnética, respectivamente. Los participantes fueron seguidos durante una mediana de 6.6 años, durante los cuales a 225 se les diagnosticó diabetes tipo 2.
Los resultados, que se ajustaron por edad, sexo, educación, grasa corporal total y una variedad de factores de estilo de vida (actividad física, calidad de la dieta, consumo de alcohol, tabaquismo y calidad y duración del sueño), mostraron que, en comparación con un cronotipo intermedio, los participantes con un cronotipo tardío tenían un riesgo 46% mayor de diabetes tipo 2. Esto sugiere que el mayor riesgo de diabetes tipo 2 en los cronotipos tardíos no puede explicarse únicamente por el estilo de vida.
“Creemos que también intervienen otros mecanismos”, afirma el Dr. Van der Velde. “Una explicación probable es que el ritmo circadiano o reloj biológico en los cronotipos tardíos no está sincronizado con los horarios laborales y sociales que sigue la sociedad. Esto puede provocar un desajuste circadiano, que sabemos que puede provocar trastornos metabólicos y, en última instancia, diabetes tipo 2“.
El equipo también analizó el riesgo de diabetes tipo 2 en cronotipos tempranos. “A partir de la literatura, esperábamos que los cronotipos tempranos tuvieran un riesgo similar de desarrollar diabetes tipo 2 que los cronotipos intermedios”, afirma el Dr. Van der Velde.
“Nuestros resultados mostraron un riesgo ligeramente mayor, pero esto no fue estadísticamente significativo”.
Los resultados también mostraron que los cronotipos tardíos tenían un IMC 0.7 kg/m2 más alto, una circunferencia de cintura 1.9 cm más grande, 7 cm2 más de grasa visceral y un contenido de grasa hepática 14% más alto, en comparación con aquellos con un cronotipo intermedio.
El Dr. Van der Velde concluye: “Las personas con un cronotipo tardío parecen tener un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con aquellas con un cronotipo intermedio, posiblemente debido a una mayor grasa corporal, incluida más grasa visceral y grasa hepática.
“El siguiente paso es estudiar si aquellos con un cronotipo tardío mejoran su salud metabólica cuando realizan cambios en el ritmo de sus hábitos de estilo de vida.