Un mes después de haber sido violada, Yanelli observó cómo una patrulla trasladaba a dos hombres y reconoció a uno de ellos
Cuando abusaron sexualmente de Yanelli, la primera vez, ocurrió el 8 de junio de 2016, esto cuando dos hombres se subieron al taxi colectivo en que viajaba, además de asaltarla, la violaron frente al chófer. Un año después, en octubre de 2017, nuevamente fue atacada sexualmente, esta ocasión en su casa y frente a su hija de 2 años y además marcaron su cuerpo con la leyenda “puta”. Los implicados mencionaron que eso le pasó por denunciar a Erick, quien participó en el primer abuso.
Cuando la joven de 24 años reconoció a Erick, dentro de la patrulla lo siguió hasta la Comisaria Municipal sin miedo a equivocarse, estaba segura que era el rostro de uno de los hombres que habían abusado de ella. La joven reconoció el nombre, porque mientras era violada el otro sujeto le decía: “¡Ya Erick, me toca!”.
Tras girar una orden de aprehensión, Erick fue detenido e ingresado al reclusorio, sin embargo la justicia no llegaría para Yanelli, pues para la familia del agresor, su peor error fue denunciarlo y seguir el proceso. Tras una serie de amenazas, en octubre de 2017, dos hombres aprovecharon que Yanelli se encontraba sola en su casa con su hija: entraron, la azotaron contra la pared, la pisaron, le escupieron, la ataron y la violaron nuevamente frente a su pequeña de dos años.
Aunado a ello con la punta de una navaja le escribieron en el pecho: “puta”, según le dijeron los violadores, “para que nunca se le olvidara lo que era”. A su hija también la golperaron y le tomaron fotografías pues “conocían a alguien que le gustaban las escuinclas”.
En julio de 2018, tras cuatro días de juicio oral, Erick fue sentenciado a 10 años de prisión por el delito de violación. Para las autoridades este caso quedó cerrado con la sentencia condenatoria, olvidaron que participó otro hombre. Supuestamente, la Fiscalía General del Estado ‘perdió’ el expediente del segundo abuso, por lo tanto, no se ha realizado ninguna investigación y los responsables siguen prófugos.
A Yanelli , la despidieron de su trabajo, ella laboraba en el área de cultura de un municipio cercano de Puebla, después de la agresión la corrieron; ya que no querían tener “problemas”, en segunda, porque la necesitaban “al cien” y ella no se encontraba bien.
Por desgracia la joven intentó quitarse la vida en dos ocasiones, fue sometida a terapia psicológica y psiquiátrica, padecía cuadros de ansiedad, desnutrición y anemia.
Después de las amenazas, Yanelli solicitó protección y el Ministerio Público ordenó que dos oficiales la cuidarán. Así lo hicieron hasta que se registró la tormenta “Earl”. Las víctimas del huracán se convirtieron en prioridad.
Lamentablemente fue cuando ocurrió el segundo abuso, las cosas empeoraron para ella, su madre perdió la vida y tuvo que encararse en diversas ocasiones con su atacante. La joven tuvo que salir de Huachinango, Puebla, por motivos de seguridad.
Afortunadamente después de todo el sufrimiento, Yanelli se comenzó a capacitar: tomó cursos, talleres y diplomados sobre prevención de abuso sexual, abuso sexual infantil, qué hacer en caso de ser víctima de violación y sobre derechos humanos.
En ocasiones es invitada a realizar foros y platicas en escuelas, donde se ha dado cuenta que no es la única que pasó por esto.
Por desgracia acerca de los responsables de la segunda violación no hay rastro de ellos y posiblemente no lo habrá pues le dijeron que la carpeta de investigación número 787/2017/Huauchinango Puebla, se extravió: “tal vez se la llevaron a Puebla para anexarle cosas”, le dicen.
A consecuencia de los golpes que recibió, Yanelli perdió casi al 100 por ciento la vista en su ojo izquierdo y lleva ya casi 3 años en constante terapia con el psiquiatra.
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