En el marco de la próxima toma de protesta del Poder Ejecutivo federal por la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, es necesario hacer una reflexión sobre el contexto histórico que nos toca vivir a nuestra generación y compartir visiones sobre las oportunidades que tenemos para apuntalar a México hacia los desafíos que enmarcan el siglo XXI.
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Estamos justo a un cuarto de siglo y necesitamos acelerar el paso en muchos ámbitos, pues creo que es anhelo de todos que terminemos este siglo como una sociedad más consolidada, pacífica, próspera, justa y sostenible de la que puedan estar orgullosos nuestros descendientes. El camino para lograrlo debió haber empezado décadas atrás, pero no fue así, por ello reitero, para no llegar tarde al futuro, aceleremos el paso.
En esta ocasión no citaré cifras ni justificaciones estadísticas, simplemente a modo de reflexión y enfocándonos en la materia de esta columna, es preciso señalar lo fundamental que la actividad turística representa para el desarrollo económico y social del país.
Refiero lo anterior en el sentido de que el turismo entrelaza el tejido social y nos hace ciudadanos conscientes, permite el desarrollo cognoscitivo de las personas, fortalece el núcleo social (la familia), y permite que las comunidades aprovechen económicamente su patrimonio, generando una opción productiva para una sociedad donde aún existe pobreza y marginación.
Las externalidades del turismo y los retos que esta actividad genera también deben ser de observancia permanente y una tarea de todos sin duda; pero créame que la actividad turística en México ha tenido más resultados positivos que negativos, sin menospreciar nuestros errores.
Con la llegada de la nueva administración y de renovados ánimos, es el momento oportuno para reconocer que el impulso sostenible del turismo puede marcar un parteaguas en el desarrollo del país, pues hoy, el sector aporta de manera crucial al producto interno; sin embargo, el potencial es aún abrumador.
Cito una frase que admito no es mía, pero cierta: “El turismo no consta en llenar cuartos de hotel o asientos de avión”; por ello resulta indispensable tener una clara visión de que tipo de modelo queremos consolidar para el progreso turístico nacional; de la misma manera es preponderante comunicarlo, dialogarlo y conciliarlo con los principales actores, aquellos que hacen realidad que seamos una potencia mundial en la materia; me refiero a los empresarios (a los grandotes, a los medianos y con mayor razón a los más pequeños), a los trabajadores y sus organizaciones, a los que habitan en las comunidades (tanto aquellos beneficiados como quienes han sido agraviados por el desarrollo), a los ambientalistas, así como a los visitantes.
Relataba en una columna anterior que es el momento oportuno para que utópicamente soñemos a dónde queremos llegar al término del siglo. Ya lo decía Eduardo Galeano donde en una entrevista relata que quien busca la utopía nunca llegará a alcanzarla, porque el horizonte se aleja al paso del caminante; sin embargo, justamente sirve para eso, para avanzar. Por ello es plausible imaginarse un México con nuevos horizontes al alcance de la primera mitad de este siglo, marcado por la tecnología, la inteligencia artificial, el calentamiento global y las pandemias.
Cada cabeza es un mundo, y el anhelo particular puede ser distinto a otros igualmente válidos; sin embargo, el anhelo que los mexicanos construyamos necesariamente tiene que contar con la participación de todos. En ese orden, personalmente creo que el turismo puede ser el factor que complemente el ciclo de bienestar de las personas y de las comunidades, comprendido como aquella actividad que produce un entendimiento entre quienes son diferentes a nosotros, y por incrédulo que parezca, amor por el prójimo, por el entorno, por nuestro mundo.
Auguro que, será un sexenio productivo para quienes nos dedicamos a estudiar este fenómeno. El reto de construir es de todos, las buenas bases llevan tiempo y como dice el dicho, más vale paso que dure y no trote que canse.
Aprovecho la ocasión para desearle el mejor de los éxitos a Josefina Rodríguez Zamora, quien habrá de ser la próxima Secretaria de Turismo de nuestra maravillosa República Mexicana. Los mejores deseos estimada Secretaria.
Nos leemos a la próxima.
Por: Mario Alberto González S.
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