En casa de la abuela del menor, discutieron y se agredieron, la madre argumenta que sólo se defendió, pero con más de 30 martillazos le quitó la vida
Autismo y adolescencia puede ser una combinación difícil de llevar, por ello se insta a los padres que están es esta situación a buscar a apoyo profesional, pues el estrés generado puede tener consecuencias devastadoras, como matar al hijo a martillazos.
Afortunadamente no siempre ocurren estas desgracias, pero sí ocurrió en Pachuca una madre de 30 años, mató a su hijo adolescente de 15 martillazos. Ocurrió el pasado 2 de septiembre, en una vivienda del fraccionamiento Juan C. Doria.
A pesar de lo cruento del hecho la mujer fue trasladada a un hospital psiquiátrico para ser valorada.
Según el testimonio de la madre, su hijo y ella iban al mercado a desayunar, estaba cerrado y tomaron un taxi, en el vehículo el joven comenzó a sentir deseos de hacer sus necesidades fisiológicas, por ello fueron a casa de su abuela.
Le pidió que hiciera correctamente del baño, lo que ocasionó el enojó del menor y atacó a su madre. Primero con un cabezazo, después golpes, hasta que tomó un martillo, ella se lo quitó y lo golpeó con el objeto.
Comentó que su juicio estaba nublado y actuó fuera de sí, recuperando la conciencia al ver que su hijo no respiraba.
“No pretendo huir ni desistir de la responsabilidad que tengo. Yo me hice cargo de mi hijo desde que nació, cuando yo tenía 15 años, sola y con la ayuda de mis padres. Ha sido complicado. A los ocho años le diagnosticaron epilepsia, además del autismo que padecía”, comento la madre.
Antecedentes de mal comportamiento
La mujer asegura que ella sufría de ansiedad por el estrés de pensar que en cualquier momento le podía dar una crisis a su hijo.
Según indicó, cuando comenzó el periodo de la adolescencia, el joven comenzó a tener comportamientos obscenos, por lo que le administraba antipsicóticos.
El sábado anterior a los hechos, el joven golpeó a su madre en plena calle, incluso policías municipales intervinieron.
Después de eso tomó un taxi y lo llevó al Hospital Villa Ocaranza, donde no se lo quisieron recibir bajo el argumento de que “no iba grave”, pese a que le mordía el hombro y orinaba en la puerta del consultorio.
Situación jurídica
La defensa pretendió hacer valer la inimputabilidad de los hechos bajo el argumento de que ella se encontraba bajo mucho estrés, pero la jueza dejó claro que para afirmarlo se necesita como respaldo evidencia científica.
Además, mencionó que la mujer tuvo consciencia de sus actos y se muestra en las actividades que realizó luego de cometer el delito de homicidio, ya que salió a caminar, comió y regresó con material para limpiar la sangre del menor. Además, lo arrastró de la sala al baño.
En su declaración, la mujer reconoce que “un error mío fue no ser atendida psicológica y clínicamente”, por lo que invita a todas las personas que tengan un familiar con alguna situación psicológica a que se atiendan.
Entre sus argumentos, la jueza sostuvo que fueron vertidos con perspectiva de género, y apuntó que la sociedad no está preparada para manejar situaciones con niños autistas, no obstante, si ello la llevó a cometer el delito, es una cuestión que no puede determinar sin evidencia ni respaldo científico.
Finalmente, la jueza permitió que la mujer acuda con el debido resguardo al funeral del menor.
DMS
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