Abandonadas y sin seguridad, narcoestructuras como túneles o bodegas están en posibilidad de ser recicladas y de volver a ser utilizadas como narcotúneles o picaderos.
Atrás quedaron los impresionantes operativos de seguridad con que las Fuerzas Armadas y las corporaciones policiacas resguardaban estructuras como el narcotúnel descubierto el 20 de octubre de 2016 en la colonia Libertad parte alta, en las inmediaciones del centro 70/76, donde elementos de la Policía Estatal Preventiva y del Ejército mexicano mantenían en resguardo del área.
El pasadizo se localizó en el interior de una negociación denominada “Hielera del aeropuerto”, ubicada sobre el boulevard Cuauhtémoc oriente y en las proximidades de la carretera al Aeropuerto Internacional Abelardo L. Rodríguez; el hallazgo conllevó una serie de operativos de seguridad.
Hoy la Hielera luce desolada y los accesos al narcotúnel, que se encuentra a unos siete metros de profundidad, están peligrosamente abiertos.
En dicho túnel, que conectaba tanto por México como Estados Unidos, fueron descubiertas dos toneladas 371 kilogramos de mariguana. Tenía una profundidad de 7 metros, 563 metros de longitud, 1.15 metros de altura y 90 cm de ancho. Asimismo, contaba con rieles, iluminación y ventilación.
Un análisis registra que en la última década la Policía Estatal Preventiva ha localizado nueve pasadizos subterráneos del crimen organizado.
De los túneles localizados de 2006 a 2016, cinco fueron en la ciudad de Tijuana y cuatro en Mexicali.
El 31 de mayo, otro narcotúnel fue localizado dentro de un taller mecánico ubicado en una colonia colindante con la frontera con Estados Unidos.
El supuesto pasadizo se ubica en la colonia Castillo, una de las más antiguas de Tijuana, colindante con la frontera con Estados Unidos y con el centro de esta ciudad, y de comprobarse la excavación, esta tendría que pasar por debajo de la avenida Internacional, paralela a la línea divisoria entre ambos países.
El 3 de febrero, una excavación que forma parte de otro narcotúnel fue descubierto en la casa 13 de la calle 4 en la colonia Libertad parte baja, donde elementos del Ejército montaron un operativo de resguardo con apoyo de elementos de la Policía Municipal y de la Procuraduría General de la República.
El inmueble se ubica en la zona baja conocida como cañón Otay de la citada colonia, un punto que dista apenas una decena de metros de la frontera con Estados Unidos.
Con anterioridad, otro pasadizo se descubrió en las inmediaciones de la aduana de carga de Tijuana en Otay.
En suma, al menos 10 narcotúneles descubiertos en Tijuana se encuentran abiertos y en capacidad de operar, toda vez que el gobierno municipal no cuenta con los recursos para taponarlos, pese al oficio girado por la Procuraduría General de la República.
Hasta 2016, el expresidente municipal de esta frontera, Jorge Astiazarán, precisó que si el costo de pavimentar una calle asciende a un millón de pesos, atender esta petición dispararía el monto a niveles no calculados ya que se debe rellenar con concreto hidráulico el interior de estos túneles que cuentan con extensiones considerables.
Algunas estas excavaciones cuentan con casi un kilómetro de longitud y hasta dos metros de altura por 1.5 de ancho lo que significaría una gran cantidad de metros cúbicos de concreto para poder rellenarlos adecuadamente.
Por su parte, el entonces secretario de Seguridad Pública municipal, Alejandro Lares, aseveró que la estrategia es asignar elementos y patrullas para vigilar estos túneles, pero esa comisión también se traduce en un costo.
Hasta el momento sólo dos narcotúneles han sido clausurados, uno de ellos con recursos de las autoridades norteamericanas que vaciaron la carga de cemento hidráulico de varios camiones de volteo.
Estos pasadizos son controlados y construidos por el Cártel del Pacífico a cargo de Joaquín Guzmán Loera y en fechas recientes ha entrado en acción un nuevo jugador en esta frontera, el denominado Cártel Jalisco Nueva Generación.
El primero de los narcotúneles detectados en esta frontera fue localizado en marzo de 2016, pero con al menos siete excavaciones, 2015 fue el año en que más pasadizos se descubrieron en Baja California.
El primero de estos puntos de cruce fue descubierto el 8 de abril de ese año en Tecate y fue ubicado por las autoridades en la calle Hermosillo entre Mérida y Corregidora.
Posteriormente el 28 de abril dos narcotúneles fueron descubiertos en un lapso de 24 horas en Baja California uno en Tijuana y otro en Mexicali.
El 29 de mayo otro narcotúnel, el cuarto en lo que iba de 2015, fue localizado en terrenos pertenecientes el exejido Tampico, donde operan diversos estacionamientos para resguardar tráileres de carga.
El pasadizo fue localizado en las inmediaciones de la valla metálica entre México y EU, en las inmediaciones del aeropuerto internacional “Abelardo L. Rodríguez”.
La excavación pasaba por debajo de la carretera al aeropuerto.
Tijuana.