
En un panorama cinematográfico donde las grandes producciones suelen acaparar reflectores, emerge con fuerza Ad Absurdum, la ópera prima del reconocido dramaturgo mexicano Hugo Alfredo Hinojosa, una película que se posiciona como una obra de autor con valor artístico y reflexivo, digna de competir en la antesala de los prestigiosos Premios Ariel. Estrenada en la Cineteca Nacional, el 27 de junio de 2024, esta cinta, realizada con un presupuesto austero de apenas 10 mil dólares, ha sorprendido a críticos y audiencias por su audacia narrativa, su profundidad temática y su impecable ejecución.
Hugo Alfredo Hinojosa: De la dramaturgia al cine con una voz inconfundible
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Con más de tres décadas de trayectoria, Hugo Alfredo Hinojosa se ha erigido como una de las figuras más destacadas de la dramaturgia contemporánea en México. Su obra teatral, galardonada con premios como el Nacional de Bellas Artes en Teatro, el Nacional de la Joven Dramaturgia y el José Fuentes Mares de Literatura, ha sido un reflejo de su capacidad para diseccionar la complejidad humana y cuestionar las estructuras sociales y políticas que nos rodean. Su paso por el Royal Court Theatre en Londres, donde colaboró con titanes como Tom Stoppard y David Hare, enriqueció su visión artística, llevándolo a explorar nuevas formas de expresión que ahora culminan en su debut cinematográfico.
Ad Absurdum no es solo una extensión de su trabajo teatral, sino una reinvención de su propia voz en un medio diferente. Basada en su obra Deshonra (2016), la película narra la historia de Augusto y Santino, dos políticos corruptos en declive que, enfrentados a la pérdida de poder, se sumergen en un torbellino de fantasías oscuras y surrealistas guiados por Antón, un enigmático personaje que les ofrece un espacio sin límites. Con esta premisa, Hinojosa teje una reflexión mordaz sobre el poder, la ambición y la decadencia, temas que resuenan con fuerza en el contexto actual de México y el mundo. Curiosamente, la película nos habla de desaparecidos, de corrupción y del poder, tema que, para variar, forman parte del ideario mexicano, por desgracia.
Un proyecto improbable que desafía las expectativas
Producida por Calypso Producciones, fundada por Hinojosa junto a Graciela Cázares y Denis Elizalde, Ad Absurdum es un ejemplo de lo que la pasión y el ingenio pueden lograr frente a las adversidades. Con un presupuesto mínimo, el equipo recurrió a recursos como cámaras Canon 5D Mark III prestadas, tubos de PVC para la escenografía y la generosidad de un elenco comprometido, encabezado por Jorge Luis Moreno, Humberto Solórzano y Fernando Banda, quienes ya habían dado vida a estos personajes en la puesta en escena original. Filmada en tan solo 15 días distribuidos en cinco fines de semana, la cinta es un testimonio de la tenacidad de un equipo que se lanzó al vacío con la convicción de que el arte no necesita grandes sumas de dinero, sino grandes ideas.
“Cuando tuve la idea de hacer la película, primero lo platiqué con Graciela y Denis, luego con los actores y el equipo. Quise estar seguro de contar con gente que tuviera las ganas de lanzarse conmigo. Aprendí a hacer teatro en el desierto de Baja California, sin dinero, así que dije: podemos hacer una película con 10 mil dólares. Robert Rodríguez lo hizo en los 90, hagámoslo nosotros”, relata Hinojosa con esa mezcla de humildad y determinación que lo caracteriza.
A pesar de las limitaciones técnicas —micrófonos prestados, pistolas reales con balas contadas una por una para evitar accidentes—, el resultado es una obra que trasciende sus condiciones de producción. El crítico Jorge Ayala Blanco, una de las voces más respetadas del cine mexicano, ha elogiado la cinta, destacando su capacidad para capturar la esencia de un mundo absurdo y decadente con una mirada fresca y provocadora.
Una narrativa que interpela y trasciende
Ad Absurdum no es una película complaciente. Lejos de romantizar la política o caer en la denuncia panfletaria, Hinojosa opta por un enfoque que desmitifica a los poderosos y expone sus contradicciones con un toque de inocencia y absurdidad. “Me interesaba eliminar cierto romanticismo de la política a través de los personajes. Cuando era niño, pensaba que los políticos eran personas sublimes y brillantes. Craso error el mío”, confiesa el director. La cinta, asegura, no busca dictar verdades absolutas ni señalar culpables, sino invitar al público a interpretar lo que ve: algunos la leerán como una crítica al neoliberalismo, otros como un retrato de la decadencia humana. “Le toca al público tomar aquello que le guste o no”, añade.
Inspirado por cineastas como Lars von Trier, Alfred Hitchcock, John Cassavetes y Stanley Kubrick, así como por el dramatismo de David Mamet, Hinojosa imprime en Ad Absurdum una teatralidad cinematográfica que fusiona lo mejor de ambos mundos. “La composición del drama es igual entre cine y teatro. La escritura de un guion es de raíz literaria: tiempo, espacio y preguntas que se contestan dentro de la trama. En el cine te apoyas en la construcción de imágenes, pero la esencia es la misma”, explica.
Un paso firme hacia los Premios Ariel
Tras su estreno en la Cineteca Nacional y su selección en festivales como el Mix Film Fest, FICMA, entre otros, Ad Absurdum ha iniciado su camino hacia los Premios Ariel, el máximo reconocimiento del cine mexicano. “Nunca pensé que llegaría a la etapa de Visionado de los Ariel”, admite Hinojosa, quien ve en esta oportunidad no solo un reconocimiento a su trabajo, sino una puerta para que el cine independiente mexicano gane visibilidad, y de lograr alguna nominación a los premios sería un reconocimiento en sí mismo, comenta. Sin embargo, el cineasta no se engaña: sabe que el verdadero desafío no está en la producción, sino en la distribución y la difusión, un terreno donde las grandes productoras suelen tener ventaja.
Un llamado a la industria y al público
Ad Absurdum no es solo una película; es un manifiesto de lo que el cine mexicano puede lograr cuando se apuesta por el talento y la visión por encima de los recursos económicos. En un país donde la cultura enfrenta constantes retos, esta obra reclama su lugar en los Ariel como un recordatorio de que el arte verdadero no se mide en dólares, sino en la capacidad de provocar, emocionar y cuestionar.
A las puertas de la ceremonia de los Premios Ariel, Hugo Alfredo Hinojosa y su equipo invitan a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, a darle una oportunidad a esta cinta que, con humildad y audacia, ha demostrado que los grandes sueños no necesitan grandes presupuestos. “Hicimos esta película porque necesitábamos crearla. Si el público la ve y la discute, ya habremos ganado algo”, concluye Hinojosa.