
El estado de Texas enfrenta un preocupante brote de sarampión que ha alcanzado 309 casos confirmados desde finales de enero, según informó el Departamento Estatal de Servicios de Salud (DSHS).
Este incremento ha generado alarma entre las autoridades sanitarias, especialmente por la rápida propagación de la enfermedad en las regiones de South Plains y Panhandle.
El condado de Gaines se ha identificado como el epicentro del brote, registrando 211 casos. La mayoría de los afectados no estaban vacunados o su estatus de vacunación es desconocido, lo que ha contribuido a la rápida diseminación del virus. Las autoridades han reportado 40 hospitalizaciones y, lamentablemente, el fallecimiento de una niña de 6 años.
El brote no se ha limitado a Texas; estados vecinos como Nuevo México y Oklahoma también han reportado casos. Nuevo México ha confirmado 38 infecciones, concentradas en los condados de Lea y Eddy, mientras que Oklahoma ha identificado cuatro casos probables.
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Las autoridades sanitarias enfatizan la importancia de la vacunación como la medida más efectiva para prevenir el sarampión. Dos dosis de la vacuna triple viral (MMR) ofrecen una protección del 97% contra la enfermedad. Se ha observado un aumento en las tasas de vacunación en comparación con el año anterior, lo que representa un avance positivo en medio de la crisis.
El sarampión es altamente contagioso y puede provocar complicaciones graves, especialmente en niños pequeños y personas con sistemas inmunológicos comprometidos. Los síntomas iniciales incluyen fiebre alta, tos, secreción nasal y ojos rojos, seguidos de manchas blancas en la boca y una erupción cutánea que se extiende desde la cabeza hacia el resto del cuerpo. Las autoridades instan a la población a verificar su estado de vacunación y acudir a los centros de salud para inmunizarse si aún no lo han hecho, con el fin de contener el brote y proteger a las comunidades afectadas.