
Esto sucedería si alguien lograra abrir la puerta de un avión que se encuentra en pleno vuelo. ¿Estaríamos frente a una catástrofe aérea?
En marzo de este año, un vuelo de la aerolínea española Plus Ultra que cubría la ruta Madrid-Caracas vivió momentos de estrés cuando un pasajero trató de abrir una de las puertas del avión en pleno vuelo. Según los informes, el sujeto presentaba “aparentes síntomas de alteración mental”, lo que lo llevó a intentar abrir la puerta de emergencia.
La rápida intervención de la tripulación y de algunos pasajeros logró neutralizar al hombre, evitando una posible tragedia. Durante el forcejeo, un miembro de la tripulación sufrió una fractura parcial en el peroné. Al aterrizar en Caracas, el pasajero fue entregado a las autoridades locales para su evaluación y posterior acción legal.
El incidente generó numerosas dudas y especulaciones acerca de si realmente es viable abrir una puerta de emergencia cuando el avión se encuentra a varios miles de metros de altitud.

¿Es posible abrir la puerta de un avión en pleno vuelo?
Para entender por qué esto es prácticamente imposible, es clave conocer cómo funcionan las cabinas presurizadas. Los aviones comerciales vuelan a altitudes de entre 9,000 y 13,000 metros, donde el aire es demasiado delgado para respirar sin ayuda.
Por seguridad, las cabinas se mantienen a una presión similar a la que se experimenta a unos 2,400 o 3,000 metros sobre el nivel del mar. Esta diferencia de presión crea una fuerza enorme que impide que las puertas puedan abrirse durante el vuelo.
Para ponerlo en perspectiva, sería como intentar levantar un objeto con varias toneladas de peso encima. La presión interna del avión ejerce aproximadamente 3.6 kilogramos por cada centímetro cuadrado de la puerta, lo que equivale a una fuerza total que ni siquiera la persona más fuerte del mundo podría vencer.
¿Qué pasaría si, hipotéticamente, se lograra abrir una puerta de avión en pleno vuelo?
Aunque abrir una puerta de emergencia durante el vuelo es prácticamente imposible, en el caso extremo de que ocurriera, las consecuencias serían graves. La cabina se despresurizaría en menos de un segundo, provocando un violento efecto de succión que arrastraría hacia el exterior a cualquier persona u objeto que no estuviera bien sujeto.
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De inmediato, las máscaras de oxígeno caerían automáticamente para permitir que los pasajeros respiren. A esa altitud, una persona solo tendría unos 18 segundos antes de comenzar a sufrir hipoxia, una peligrosa falta de oxígeno que puede causar desmayo y, si no se atiende, incluso la muerte.
Por fortuna, los aviones están equipados con reservas de oxígeno que duran alrededor de 10 minutos, tiempo suficiente para que la aeronave descienda a una altitud segura donde se pueda respirar sin asistencia.

Incidentes aéreos: entre la realidad y el mito del caos en el aire
A lo largo del tiempo, se han registrado casos en los que se han abierto puertas de avión durante el vuelo, pero estos incidentes han ocurrido a bajas altitudes, donde la diferencia de presión es mínima. Un caso reciente ocurrió en un vuelo de Asiana Airlines, cuando un pasajero logró abrir una puerta de emergencia a solo 200 metros del suelo, lo que generó pánico a bordo, aunque sin consecuencias mortales.
En los aviones comerciales modernos, las puertas no solo están diseñadas para mantenerse selladas por la presión interna, sino que también cuentan con sistemas electrónicos de bloqueo que impiden su apertura durante el vuelo. Incluso si se lograra desactivar este mecanismo, la presión dentro de la cabina seguiría evitando que la puerta se abra hasta que el avión descienda considerablemente.
Miedo infundado vs. realidad científica
El cine y la cultura popular han contribuido a la creencia de que abrir la puerta de un avión en pleno vuelo podría provocar una catástrofe inmediata. Sin embargo, la realidad es mucho más alentadora: las aeronaves están diseñadas con sistemas que garantizan la seguridad de los pasajeros, incluso en situaciones extremas.
El incidente ocurrido en el vuelo Madrid-Caracas, aunque inquietante, no puso en riesgo la estabilidad del avión. Este tipo de situaciones subraya la importancia del entrenamiento riguroso de las tripulaciones y de los estrictos protocolos de seguridad que se aplican para manejar cualquier eventualidad en el aire.
Por lo tanto, la próxima vez que viajes en avión y observes las puertas de emergencia, puedes estar tranquilo: abrirlas en pleno vuelo es prácticamente imposible, incluso para la persona más fuerte o decidida.