
La ONU alertó sobre el impacto negativo de los recortes de financiación por parte de Estados Unidos en los esfuerzos globales para combatir enfermedades como el VIH, la malaria y la tuberculosis, poniendo en peligro décadas de progreso en salud pública.
En un reciente informe, las Naciones Unidas expresaron su preocupación por los recortes de financiamiento que Estados Unidos ha implementado en programas clave de salud global. Estos recortes afectan principalmente a iniciativas contra enfermedades infecciosas como el VIH, la malaria y la tuberculosis, que han sido foco de atención durante las últimas dos décadas gracias a los esfuerzos internacionales de cooperación y financiamiento. La ONU advirtió que si estos fondos se reducen aún más, los logros alcanzados en la lucha contra estas enfermedades podrían revertirse, afectando a millones de personas en todo el mundo.
El presidente de la Asamblea General de la ONU, Volkan Bozkir, destacó que los avances en la salud global, que han permitido reducir significativamente las tasas de mortalidad y la propagación de enfermedades infecciosas, están en grave riesgo debido a la disminución de fondos internacionales. En particular, los recortes de Estados Unidos, uno de los principales financiadores de la salud global, han generado gran incertidumbre sobre la continuidad de los programas de prevención y tratamiento. Estas iniciativas han sido cruciales en países de África, Asia y América Latina, donde las enfermedades infecciosas siguen siendo una amenaza persistente.
La ONU también señaló que, si bien los avances en el tratamiento del VIH y la malaria han sido notables, la falta de recursos podría obstaculizar los esfuerzos de vacunación y tratamiento en regiones vulnerables. En este sentido, la organización internacional instó a otros países a redoblar sus esfuerzos y a aumentar sus contribuciones al financiamiento de estos programas para evitar que los logros obtenidos con tanto esfuerzo se pierdan. Las implicaciones de los recortes, según la ONU, no solo se reflejan en la salud de las personas, sino también en el desarrollo económico y social de los países más afectados.
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Por su parte, expertos en salud pública han subrayado la importancia de continuar con la financiación de estos programas, ya que el costo de no hacerlo podría ser mucho mayor a largo plazo. Además, señalaron que la colaboración internacional en salud es clave para enfrentar emergencias sanitarias globales, como lo demostró la pandemia de COVID-19. Las decisiones tomadas en este ámbito, según los expertos, podrían determinar la capacidad de la comunidad internacional para hacer frente a futuras crisis sanitarias.
En conclusión, la ONU hace un llamado urgente a los gobiernos y organizaciones internacionales para asegurar que los recortes de financiamiento no perjudiquen los avances conseguidos en la lucha contra enfermedades globales. Si no se toman medidas inmediatas, los efectos de estos recortes podrían tener consecuencias devastadoras para millones de personas que aún dependen de los programas de salud financiados internacionalmente.