Hace dos días, el presidente Donald Trump criticó a Sudáfrica por sus reformas agrarias, que buscan corregir las desigualdades.
El miércoles, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció que no participará en la reunión del G20 que se llevará a cabo este mes en Sudáfrica, luego de acusar al grupo de tener una agenda “antiestadounidense”.
El anuncio de Rubio llega dos días después de que el presidente Donald Trump criticara a Sudáfrica por sus reformas agrarias, diseñadas para corregir las desigualdades heredadas de la era del apartheid.
Siguiendo el estilo de Trump, Rubio declaró que boicotearía las conversaciones que tendrán lugar entre los ministros de Relaciones Exteriores del G20 en Johannesburgo los próximos 20 y 21 de febrero.
“En otras palabras: DEI (diversidad, equidad e inclusión) y cambio climático”, continuó. “Mi labor es promover los intereses nacionales de Estados Unidos, no malgastar el dinero de los contribuyentes ni apoyar el sentimiento antiestadounidense”.
La ausencia de Estados Unidos, la economía más grande del mundo, sería un golpe significativo para el G20, que se supone representa a las economías más poderosas del planeta.
El G20 podría haber sido una primera oportunidad para que Rubio se reuniera con su homólogo ruso, el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, mientras Trump promueve la diplomacia en el conflicto de Ucrania.
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Hoy, Marco Rubio también aprobó exenciones a la congelación de la ayuda internacional de Estados Unidos para permitir el envío de millones de dólares destinados a una misión de seguridad desplegada en Haití, según informó el Departamento de Estado el miércoles.
Rubio, quien realiza su primera gira por América Latina, aprobó 40.7 millones de dólares en asistencia para la Policía Nacional de Haití y para la misión multinacional, según indicó esa fuente.
Washington entregó el martes equipos blindados pesados para esa fuerza de seguridad dirigida por Kenia y la policía haitiana, detalló el portavoz.
Ese mismo día, la ONU informó que Estados Unidos había congelado las contribuciones a un fondo más amplio destinado a la misión.
El Departamento de Estado no rechazó la suspensión, pero aclaró que se trataba de una pequeña fracción de su contribución total.