La elevada participación del 1 por ciento más rico en las emisiones globales de CO₂ a comienzos de 2025 generó preocupación entre las organizaciones internacionales.
En los primeros 15 días de 2025, el 1 por ciento más rico de la población mundial ha producido una cantidad excesiva de emisiones de dióxido de carbono (CO₂), excediendo ampliamente su “cuota justa” anual. De acuerdo con un análisis de Oxfam, este grupo económico agotó su presupuesto de carbono para todo el año en apenas 10 días.
Desglose de las emisiones:
- El 1% más rico: En los primeros 15 días de 2025, este grupo ha generado una proporción desmesurada de las emisiones globales de CO₂, superando su “cuota justa” anual de carbono. Según el análisis de Oxfam, agotaron su presupuesto de emisiones para todo el año en solo 10 días.
- Comparación con otros grupos económicos: Esta distribución desigual de emisiones refleja las diferencias significativas en el consumo y el impacto ambiental entre los distintos segmentos de la población mundial.
- Impacto global: Las emisiones generadas por este pequeño porcentaje de la población tienen un impacto considerable en el calentamiento global y en los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura global.
Presupuesto de carbono per cápita: Para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 °C en comparación con los niveles preindustriales, cada persona debería limitar sus emisiones a un máximo de 2.1 toneladas de CO₂ anuales.
Emisiones del 1% más rico: Este grupo, que abarca aproximadamente 77 millones de personas con ingresos superiores a 140 mil dólares al año, emite, en promedio, 76 toneladas de CO₂ por persona al año.
Comparación con el 50% más pobre: Mientras que el 1 por ciento más rico agota su presupuesto anual de carbono en tan solo 10 días, la mitad más pobre de la población mundial necesitaría casi tres años para alcanzar ese mismo nivel de emisiones. Esta enorme disparidad en las emisiones resalta una profunda desigualdad en la responsabilidad y las consecuencias del cambio climático. Aunque el 1 por ciento más rico contribuye significativamente a las emisiones globales, son las comunidades más vulnerables las que enfrentan los efectos más devastadores del cambio climático, como desastres naturales y fenómenos climáticos extremos.
Para abordar esta desigualdad y mitigar los efectos del cambio climático, es esencial que tanto los individuos como las corporaciones de mayores ingresos reduzcan significativamente sus emisiones de carbono. Oxfam hace un llamado a los gobiernos para que implementen políticas que restrinjan las emisiones de los más ricos y fomenten prácticas sostenibles en todos los sectores de la sociedad.
La excesiva contribución del 1 por ciento más rico a las emisiones globales de CO₂ en los primeros días de 2025 resalta la necesidad urgente de adoptar medidas equitativas y eficaces para combatir el cambio climático y promover la justicia ambiental.
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La relación entre el nivel socioeconómico y la huella de carbono es evidente: las personas con mayores ingresos generan más emisiones de gases de efecto invernadero que aquellas con menos recursos. Este fenómeno está relacionado con diversos factores, principalmente los hábitos de consumo y las inversiones de los individuos de altos ingresos.
Según un informe de Oxfam, en 2019, el 1 por ciento más rico de la población mundial fue responsable del 16 por ciento de las emisiones globales de CO₂, una cifra superior a las emisiones combinadas de los dos tercios más pobres de la humanidad.
Los hogares de mayores ingresos tienden a consumir más bienes y servicios, lo que conlleva una mayor producción y, en consecuencia, un aumento en las emisiones. Por ejemplo, en España, el 10 por ciento de los hogares más ricos emiten 2,3 veces más CO₂ por consumo que el 10 por ciento de los hogares más pobres.
Además, las inversiones de las personas adineradas en industrias contaminantes, como los combustibles fósiles, desempeñan un papel clave en las emisiones globales. Un estudio reveló que las inversiones de solo 125 multimillonarios emiten 393 millones de toneladas de CO₂ equivalente cada año, cifra comparable a las emisiones de Francia.
El estilo de vida de los más ricos también contribuye a su huella de carbono, con una alta demanda de transporte privado, viviendas grandes y lujosas, y productos de alto impacto ambiental. Por ejemplo, el uso frecuente de vehículos de lujo y aviones privados, que consumen más combustible y emiten más CO₂ que los medios de transporte convencionales, es más común entre las personas de altos ingresos.
En resumen, las personas con mayores recursos económicos suelen tener una huella de carbono mucho más alta que aquellas de menores ingresos, debido a sus hábitos de consumo y a las inversiones en sectores que producen grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero.