Los daños del huracán John y la matanza de 11 personas el año pasado han desalentado a los maestros a regresar.
En la comunidad de Chautipan, en la sierra de la capital guerrerense, los niños llevan casi cuatro meses sin clases por la inseguridad y los daños del huracán John. Los maestros no han regresado desde el Desfile del 16 de septiembre.
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Los niños dejaron los pupitres, muchos están en sus casas, algunos juegan, mientras que a otros se les ve en las calles con cubetas en mano o sobre la cabeza vendiendo lo que cosechan sus padres.
A esto se le sumó la matanza de 11 de los habitantes de esta comunidad, cuyos cuerpos fueron dejados en la batea de una camioneta la noche del 6 de noviembre, en Chilpancingo. Todas las víctimas eran familia y habían sido raptadas por el grupo criminal de Los Ardillos, según el comandante de la 35 Zona Militar con sede en la ciudad, Jorge Pedro Nieto Sánchez.
Ambos factores provocaron el retiro de los 13 maestros de la comunidad.
Pero el hecho de violencia que impactó a nivel internacional fue “un pretexto” de los maestros para dejar de asistir a dar clases, según Luis Millán, presidente del Comité de Padres de Familia de la primaria Ignacio Zaragoza.
“Ellos tomaron algunos pretextos para no subir, como la muerte, ustedes saben, de 17 personas de aquí, que 11 aparecieron, lamentablemente, desmembradas, y las recogimos en el Semefo. Todavía hay seis de quienes no sabemos su paradero, entonces, ése fue otro pretexto que los maestros tomaron, y dijeron: ‘por nuestra seguridad no vamos a subir a la comunidad’… pero aquí en la comunidad no pasó nada, o sea, que a las familias de nosotros les pasó esa de malas, de esa manera, pero aquí no pasó nada”.
Son 177 alumnos de kínder, primaria y secundaria quienes no reciben clases y están en riesgo de perder el ciclo escolar; entre ellos, 12 niños que quedaron en orfandad tras el asesinato de las 11 personas.
Para ellos, los familiares pedían atención de los maestros para que superaran, de alguna manera, el asesinato de sus seres queridos.
“Nos hubiera ayudado mucho y servido de mucho que los maestros hubieran estado trabajando, porque, le vuelvo a repetir, hay 12 niños que ocupan pláticas, como maestros que son, ellos los atendieran, les dieran una atención, pero lamentablemente, con lo que estamos viendo, los niños están descuidados de todas formas”, sostuvo Luis Millán.
El 5 de noviembre pasado, un día antes de que fueran hallados los cuerpos de los 11 habitantes de Chautipan, los maestros de la primaria enviaron un oficio a la Secretaría de Educación Guerrero, en el que dijeron que no acudían a dar clases por el difícil acceso que entonces había provocado el huracán John y por entorno de inseguridad.
Contrario a otras localidades del estado, donde por hechos de violencia las clases se han impartido de forma virtual, en esta comunidad ubicada a poco más de hora y media del centro Chilpancingo, sólo se suspendieron, dejando en el abandono a los niños y adolescentes del nivel básico.
A falta de clases, el trabajo
“Tengo a mi niño en la primaria, pero ahorita, como no vienen los maestros mi niño se va al campo a trabajar. Ahorita andan pizcando la mazorca y por allá anda mi niño, pero ¿por qué? Porque los maestros no vienen, por eso”, acusó Laura, madre de uno de los menores que no han regresado a la escuela.
La carretera para llegar a Chautipan es accidentada, propia de una zona serrana. Hay que pasar baches y terracería, pero nada que impida el avance de vehículos. También hay transporte público y la vida cotidiana se desarrolla con normalidad, pero los maestros aún no regresan a las aulas.
Los pobladores exigen que sean las autoridades educativas quienes obliguen a los maestros a regresar a las aulas, o designen nuevas claves para que los menores no pierdan el ciclo escolar.