Joseph Aoun, de religión cristiana maronita, se consolidó como el candidato de consenso después de haber liderado el ejército, una de las instituciones más veneradas del país.
Joseph Aoun, comandante en jefe del ejército libanés, fue elegido este jueves presidente de la República en una votación parlamentaria, que puso fin a más de dos años de vacancia del cargo. El general, quien cumple 61 años el viernes y no tiene experiencia política previa, fue elegido en la segunda vuelta de la votación, obteniendo el respaldo de 99 de los 128 diputados.
La primera votación, celebrada horas antes, no tuvo éxito, pero después de esta, el general se reunió con representantes de los movimientos chiitas Hezbolá y Amal, lo que permitió desbloquear la situación. Tras su nombramiento, el recién electo presidente, vestido con ropa civil, ingresó a la cámara entre los aplausos de los diputados para tomar el juramento del cargo.
Aoun sucede al presidente saliente, Michel Aoun, aunque no guarda ningún vínculo de parentesco con él.
Joseph Aoun, cristiano maronita, se consolidó como el candidato de consenso tras liderar el ejército, una de las instituciones más veneradas del país, que ha estado sumido en una grave crisis política durante años y, más recientemente, afectado por el devastador conflicto entre el movimiento proiraní Hezbolá e Israel, el cual alcanzó su punto máximo entre septiembre y noviembre.
El nuevo presidente, respaldado por potencias como Estados Unidos y Arabia Saudita, declaró en sus primeras palabras como mandatario que Líbano entra en una “nueva era”, en la que el Estado tendrá el “monopolio de las armas”. El canciller israelí, Gideon Saar, expresó su esperanza de que el nuevo líder logre traer “estabilidad” al país vecino.
Varios analistas indican que la candidatura de Joseph Aoun se vio favorecida por el papel crucial del ejército libanés en la implementación del alto el fuego entre Israel y Hezbolá, que entró en vigor el 27 de noviembre. Este acuerdo prevé el despliegue del ejército libanés en el sur del país mientras el ejército israelí se retira de las zonas que ocupó durante el conflicto.
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Por su parte, Hezbolá debe retirar a sus combatientes al norte del río Litani, que marca la zona sur de Líbano, y desmantelar sus infraestructuras militares en esa región, que ha sido su bastión durante décadas.
En su discurso tras jurar el cargo, Aoun se refirió al alto el fuego con Israel y se comprometió a respetarlo. Hezbolá, un actor político de gran relevancia en Líbano desde la década de 1980, ha quedado significativamente debilitado después de los dos meses de guerra abierta con Israel, que en septiembre mató a su líder histórico, Hassan Nasrallah, en un bombardeo en Beirut. Además, su poder se vio afectado por la caída del presidente sirio Bashar al Asad a principios de diciembre.
Líbano tiene un sistema presidencial, pero los poderes del jefe del Estado fueron considerablemente reducidos con el acuerdo de Taef, que puso fin a la guerra civil de 1975-1990. Este acuerdo también fortaleció los poderes del consejo de ministros, presidido por un musulmán sunita.
El Parlamento libanés no lograba elegir un nuevo presidente desde que expiró el mandato de Michel Aoun en octubre de 2022. Los opositores de Hezbolá acusaban al movimiento proiraní de bloquear la elección al intentar imponer a su candidato, Sleimane Frangié. Sin embargo, este se retiró el miércoles en favor del comandante en jefe del ejército.
Esta semana, además, la presión internacional se intensificó para que se eligiera un presidente. Los emisarios de Estados Unidos, Amos Hochstein, de Arabia Saudita, Yazid Al Farhan, y de Francia, Jean-Yves Le Drian, sostuvieron reuniones por separado con políticos libaneses.
El nuevo presidente también tendrá la responsabilidad de nombrar a un nuevo primer ministro, quien deberá obtener la confianza de la comunidad internacional y llevar a cabo reformas urgentes para revitalizar la economía y reconstruir el sur del país.