Gracias a su olfato y agilidad, las ratas gigantes africanas, se han vuelto buscadoras profesionales y ahora son un aliado para el ser humano
En África, existe una especie de ratas que han captado la atención de todo el mundo, especialmente por su tamaño; sin embargo, en los últimos años estos animales han tomado un papel importante.
En este contexto, las ratas gigantes africanas, gracias a su olfato y agilidad, ahora son un aliado para el ser humano, pues lejos de ser vistas como plagas, se han vuelto buscadoras profesionales y detectoras de enfermedades.
APOPO, una organización global que se ha destacado por sus innovadoras técnicas utilizando animales en la detección de minas terrestres y tuberculosis. Fue fundada en 1997 por Bart Weetjens, quien se inspiró en el potencial de las ratas como detectoras de olores.
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La organización se desarrolló con el apoyo de la Universidad de Agricultura de Sokoine en Tanzania y la Cooperación Belga para el Desarrollo y en la actualidad es la encargada de entrenar a estas especies cuyo éxito ha sido reconocido en todo el mundo.
En un inicio las ratas africanas fueron adiestradas para hallar explosivos terrestres, demostrando ser eficaces debido a su agudo sentido del olfato y su capacidad para trabajar rápidamente en comparación con los métodos tradicionales e incluso aventajando a los perros entrenados.
¿Cómo son las ratas gigantes africanas?
La rata gigante africana es un roedor del tamaño de un gato doméstico, cuentan con un extraordinario olfato, plasticidad física, curiosidad e inteligencia, ya no para esparcir enfermedades, sino para detectar minas terrestres en zonas de guerra, ayudar al diagnóstico de la tuberculosis, o incluso como respactiast en algún desastre natural.
Las ratas viven un promedio de ocho años, son entrenadas durante un año, lo que representa una inversión a largo plazo. Su inteligencia y curiosidad las convierten en buenas estudiantes, capaces de adaptarse a nuevas tareas.
Así es el entretenimiento
Los animales son previamente socializados y habituados a distintos entornos, fueron entrenados usando un método de refuerzo positivo, es decir, premiadas cuando cumplían con su trabajo.
Una vez que una rata identifica un objetivo, alerta a su adiestrador tirando de una bola sujeta a un chaleco de neopreno, lo que activa un pitido.