La experiencia y el rock de Iggy Pop, Kim Gordon y Jack White se impusieron en el tercer y último día de la 14ª edición del festival de música.
El Corona Capital de este año fue pura energía y una muestra de experiencia, con leyendas de más de 70 años que demostraron que para ellos lo único que importa es la música. Así lo hicieron ante las 81,736 personas que asistieron al Autódromo Hermanos Rodríguez.
Iggy Pop encarna el punk en su forma más pura. A él no le importa la edad, los modales, los prejuicios ni el sistema. Ojalá muchos pudiéramos tener su confianza y vitalidad a los 77 años. “Raw Power” retumbó mientras él, ya sin el chaleco negro con el que apareció en el escenario Vans, desbordaba energía.
El paso del tiempo se nota en el físico de Iggy, excepto en su abundante cabellera, que sigue intacta. De hecho, desplegó más energía en “I Got a Right” que todas las generaciones reunidas para presenciar un instante histórico. Rebelde y sin límites, como un perro sin cadenas, junto a The Stooges se rebeló contra las represiones de los años setenta y de todas las décadas posteriores.
Sin él, bandas como Nirvana, Alice in Chains o Joy Division no habrían existido, al igual que muchas de las agrupaciones presentes en este Corona Capital. “The Passenger” sonó temprano, seguido por el clásico momento “Trainspotting” con “Lust For Life.” Iggy no se toma descansos ni hace pausas para recuperar el aliento; su condición física le permite interpretar todas sus canciones sin tregua.
Lo de Iggy Pop es algo excepcional, un fenómeno irrepetible que justificó cualquier sacrificio para ahorrar energías para Sir Paul. Padrino del punk, símbolo de la rebeldía, y creador de “1970” —una joya del álbum Fun House—, capturó como pocos las revueltas juveniles y las luchas en las calles.
Durante todo su set, Iggy Pop estuvo acompañado por invitados especiales que también quisieron ser parte de ese momento histórico: Jack White, Kim Gordon y Travis. Los fans que estuvieron presentes tuvieron la suerte de presenciarlo, ya fuera en total sobriedad o con los sentidos alterados.
Antes, en el escenario Nivea, The Magic Numbers ofreció algo más relajado para quienes prefieren una atmósfera tranquila, alejada del descontrol, la marihuana, el alcohol y la irreverencia. “Love Me Like You” fue una de las canciones destacadas en esta cálida tarde.
Sophie se entregó completamente con temas como Lady de Modjo, Gimme! Gimme! Gimme! (A Man After Midnight) de Abba, Like a Prayer de Madonna y sus propias canciones, como Freedom of the Night. Incansable, se mostró en el escenario igual que cuando la conocimos como bailarina, moviéndose sin perder el aliento. Lo más destacable, además de su energía, fue su capacidad de cantar completamente en vivo mientras recorría el escenario sin parar.
Te podría interesar: Natalia Lafourcade es la latina con más Grammys en la historia
Finalmente llegó el momento más esperado: Murder on the Dancefloor. La canción revivió con el éxito de Saltburn, la película de Emerald Fennell con Barry Keoghan y Jacob Elordi. ¿Iba a replicar la famosa coreografía? El público, con los celulares en mano, esperaba ansioso para cantar y bailar junto a ella.
Sophie brilló en su pista de baile con un vestido platinado, replicando la coreografía al instante y contagiando al público, que no dejó de corear. No hay millennial que no conozca esa danza. Así terminó su actuación, dejando huella.
Sin previo aviso y con una pequeña falla en el volumen de su micrófono, Beck apareció en el escenario Corona, justo para cautivar a aquellos que habían dejado a Iggy Pop y comenzaron a moverse al ritmo de sus éxitos noventeros Devils Haircut y The New Pollution.
Beck tiene esa vibra única que fusiona influencias de la banda hippie, el hip hop y la cultura latina californiana. Todo eso se percibe, se escucha y casi se puede sentir en su música, especialmente en temas como Nicotine & Gravy, Wow y Debra.
Kim Gordon es, por derecho propio, una leyenda, la reina del noise rock. Aunque Sonic Youth la catapultó a la fama, la autenticidad de su arte, su carrera en solitario y esa actitud desafiante que ha mantenido desde joven no han pasado desapercibidos.
Fue durante el atardecer, cuando el sol comenzaba a despedirse y los tonos amarillos dominaban el cielo, que canciones como I Don’t Miss My Mind, The Candy House y Air BnB invitaron a algunos a cerrar los ojos y dejarse llevar por la música… Otros contaron con una ayudita de la marihuana que pudieron fumar.
Baila, pero no de una manera convencional. Sus lentes oscuros reflejan a la multitud hipnotizada por su presencia. A sus 71 años, Gordon no tiene nada que envidiar a las nuevas generaciones de artistas; por el contrario, tiene mucho que enseñarles.
También estuvieron Empire of the Sun, junto a bandas como Beach Fossils, Hurray for the Riff Raff, Cavetown, Nothing But Thieves, Monobloc y Bar Italia, quienes dieron inicio a esta jornada.