El 25 de abril Celeste Caeiro, “la dama de los claveles”, participó en el aniversario del golpe de Estado de 1974, que terminó con la dictadura en Portugal.
La “Dama de los Claveles”, Celeste Caeiro, quien fuera símbolo de la Revolución de los Claveles que puso fin a la dictadura en Portugal en 1974, falleció el viernes a los 91 años, informó su familia.
Apodada “Celeste de los Claveles”, esta mujer “de firmes convicciones (…) permanecerá en la memoria de todos”, reaccionó en un comunicado el Partido Comunista, en el que militaba.
El 25 de abril Celeste Caeiro participó en las celebraciones del quincuagésimo aniversario del golpe de Estado de 1974, que puso fin a 48 años de dictadura y abrió el camino hacia la democracia en Portugal y la independencia de sus colonias en África.
Nacida el 2 de mayo de 1933 en una familia humilde en Lisboa, su vida dio un giro la mañana del 25 de abril de 1974, cuando se dirigía al restaurante donde trabajaba, en el centro de la capital portuguesa.
Ante los acontecimientos políticos que estaban ocurriendo, su jefe decidió no abrir el establecimiento y pidió a sus empleados que regresaran a casa, ofreciéndoles llevarse los claveles rojos y blancos que iban a ser distribuidos a los clientes para celebrar el primer aniversario del restaurante.
Antes de regresar a casa, Celeste repartió a su paso los claveles a los soldados y transeúntes que encontraba, quienes los colocaron en los cañones de sus fusiles o en la solapa.
El clavel rojo se convirtió rápidamente en el símbolo de ese golpe de Estado sin derramamiento de sangre, liderado por jóvenes oficiales para derrocar la dictadura fascista que estaba en el poder desde 1926.
La dama de los claveles
Celeste Caeiro, quien trabajaba como mesera en Lisboa, no era una activista política ni planeaba ser parte de la revolución que derrocaría al régimen dictatorial de António de Oliveira Salazar y su sucesor, Marcelo Caetano.
Aquel día, Portugal estaba bajo un régimen autoritario desde 1926, caracterizado por la represión, la censura y una guerra colonial prolongada en África. Sin embargo, la disconformidad era latente, especialmente entre los militares jóvenes, quienes lideraron la revuelta pacífica con el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA).
La participación de Celeste comenzó de manera fortuita. Ese día, su lugar de trabajo cerró debido al aniversario de la inauguración del restaurante. Con las manos llenas de claveles que habían sobrado, salió a las calles y se encontró con los soldados que avanzaban hacia los puntos clave de Lisboa para tomar el control.
En un gesto espontáneo, Caeiro empezó a distribuir las flores a los militares, quienes las colocaron en los cañones de sus fusiles y como adorno en sus uniformes. El acto de entregar claveles a las tropas convirtió un alzamiento militar en una manifestación de esperanza y paz, ganándose el nombre de Revolución de los Claveles.
Gracias al simbolismo de las flores, la revolución se consolidó como un emblema de transición pacífica hacia la democracia.
La figura de Celeste Caeiro encarna la esperanza de un pueblo por cambiar su destino sin derramar sangre, mostrando cómo un simple gesto puede simbolizar el fin de una era represiva y el inicio de una nueva etapa de libertad en Portugal.