El director artístico aclaró que su intención era crear una representación de un bacanal y no reproducir una obra religiosa.
El director artístico de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, Thomas Jolly, rechazó las acusaciones de haber ridiculizado la Última Cena de los evangelios en uno de los segmentos del espectáculo, el cual fue criticado por la extrema derecha y el episcopado católico.
Nunca encontrará por mi parte ningún deseo de burlarme, ni de denigrar nada. Quise hacer una ceremonia que reparara y reconciliara. También que reafirmara los valores de nuestra República”, dijo a la cadena de televisión BFMTV.
Durante un segmento de la ceremonia del viernes, titulado Festividad, un grupo de personas, incluidas varias drag queens, se reunía alrededor de una larga mesa, evocando la imagen de la Última Cena, la comida final que, según los evangelios, Jesús compartió con sus apóstoles antes de su crucifixión.
La Conferencia Episcopal Francesa (CEF) condenó el sábado estas escenas, considerándolas como “mofa y burla del cristianismo”.
Sin embargo, según Jolly, la Última Cena “no fue la inspiración; la idea era más bien crear un gran festival pagano conectado con los dioses del Olimpo… Olympus… Olimpismo,” aseguró.
En el mismo sentido, el comité organizador de los Juegos afirmó que no hubo intención de faltarle el respeto a nadie.
Dos hombres besándose, drag queens recreando una Última Cena y una modelo transgénero: la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 incluyó referencias a la comunidad LGBTIQ+, lo que provocó el descontento de una parte de la extrema derecha francesa.
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El momento más llamativo fue un cuadro artístico titulado Festividad, que comenzó con la imagen de un grupo sentado a una mesa, incluyendo varias célebres drag queens (Nicky Doll, Paloma y Piche, esta última reconocible por su barba rubia). La puesta en escena evocaba la Última Cena de Jesucristo con sus apóstoles.
Con música de la DJ francesa Barbara Butch, militante feminista y lesbiana, varias modelos, entre ellas la mujer transgénero Raya Martigny, desfilaron luego con trajes diseñados por talentos emergentes de la moda.
Un poco antes, en una sección del cuadro artístico Libertad llamada Amores parisinos, el director artístico Thomas Jolly (quien ha revelado haber sido acosado en su adolescencia por su homosexualidad) incluyó en su puesta en escena “un París en el que el deseo se afirma y se expresa”, según el documento que describe el desarrollo del espectáculo.
Al final de “una coreografía sensual y aérea que evoca cómo se genera el deseo”, interpretada por bailarines con atuendos con los colores arcoiris de la bandera LGBTIQ+, se vio a dos hombres besándose y a un trío amoroso encerrándose en una habitación.
La eurodiputada francesa Marion Marechal reaccionó con un mensaje en las redes sociales: “Difícil apreciar los extraños cuadros entre María Antonietas decapitadas, una trouple (trío amoroso) que se besa, drag queens, la humillación a la Guardia Republicana obligada a bailar con Aya Nakamura, la fealdad de los trajes y las coreografías.”
“Buscamos de manera desesperada la celebración de los valores del deporte y de la belleza de Francia en medio de una propaganda woke tan burda”, añadió la política de extrema derecha, principal grupo crítico del evento.