Unas 10 hermanas clarisas en el norte de España han sostenido un conflicto abierto durante el último mes, llamando “usurpador” al Papa Francisco.
Unas monjas clarisas en el norte de España, que consideran “usurpador” al Papa Francisco y denuncian una “persecución,” se mantienen en rebeldía contra el Vaticano. Tras recibir un ultimátum, fueron excomulgadas, convirtiéndose en un dolor de cabeza para la Iglesia católica española.
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Bautizado por la prensa española como el “cisma de Burgos”, el conflicto enfrenta desde hace un mes al arzobispo de esa localidad de Castilla y León con las monjas del convento de Santa Clara de Belorado, un pueblo de mil 800 habitantes situado a 50 kilómetros de Burgos.
El 13 de mayo, la comunidad de dieciséis hermanas que reside en el convento de ladrillo del siglo XV causó estupefacción al anunciar que rompía con la Iglesia católica, en un “manifiesto” de 70 páginas acompañado de una carta publicada en redes sociales.
La misiva, firmada por sor Isabel de la Trinidad, madre superiora de la pequeña congregación, denunciaba la “persecución” de la que sería víctima la comunidad, enfrascada desde hace varios años en un enfrentamiento inmobiliario con su jerarquía. En 2020, las monjas llegaron a un acuerdo con el vecino obispado de Vitoria para comprar el convento de Orduña, en Euzkadi (País Vasco), pero la venta finalmente fracasó.
La transacción fue “bloqueada desde Roma”, que “ha puesto palos en la rueda a nuestra comunidad”, afirmó en su carta sor Isabel, quien denunció que la Iglesia les impidió vender un monasterio, lo que les habría permitido financiar la otra operación.
¿Por qué consideran al Vaticano como “una farsa”?
El choque va más allá de lo inmobiliario. En su carta, las monjas de Belorado cargan contra un supuesto “caos doctrinal” del Vaticano, al que acusan de incurrir en “contradicciones” con sus “lenguajes dobles y confusos”.
“No reconocemos al papa” y “el Vaticano es una farsa”, reiteraron en la cadena Telecinco varias de las monjas de esta comunidad, que afirma estar ahora bajo la autoridad de un sacerdote excomulgado, Pablo de Rojas Sánchez. El religioso, fundador de “La Pía Unión de San Pablo Apóstol”, se presenta como obispo ordenado por la iglesia disidente del Palmar de Troya en 2005. Fue excomulgado de la Iglesia católica en 2019 por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta.
Conocido por sus posturas ultraconservadoras, De Rojas afirma ser miembro del “sedevacantismo”, una corriente que considera herejes a todos los papas que sucedieron a Pío XII (1939-1958), por lo que estima que actualmente no hay un sumo pontífice válido.
La Iglesia no tardó en mostrar su “absoluto estupor y perplejidad” por el anunció de las clarisas. “Fue muy doloroso escuchar de labios de la abadesa decir que el papa es un usurpador”, dijo Iceta.
¿Por qué terminaron siendo excomulgadas?
Encargado por el Vaticano para resolver el asunto, el arzobispo de Burgos hizo llamamientos al diálogo, antes de enviar, a principios de junio, a una delegación junto a un notario para exigir a las monjas, sin éxito, que entregaran la llave de su convento, que la Iglesia reclama como suyo.
Las hermanas, de su lado, presentaron una denuncia por “abuso de poder”, mientras que en su recién creada cuenta de Instagram acusaron al arzobispado de aplicarles una estrategia de “asfixia”, al bloquear sus cuentas bancarias para impedirles adquirir “productos básicos”.
Inicialmente, la Iglesia había dado a las monjas hasta el domingo pasado para comparecer ante un tribunal eclesiástico y confirmar su decisión, castigada con la excomunión. Pero el ultimátum había sido aplazado hasta este viernes, según la Iglesia, que ofreció no excomulgar a las hermanas mayores —consideradas vulnerables— y buscaba hablar con cada monja para evaluar cada caso.
La Iglesia “ha intentado agotar todas las vías posibles antes de proceder a la excomunión”, pero “el diálogo está roto”, señaló Luis Santamaría, fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), que ve detrás de la rebelión la mano de La Pía Unión de San Pablo Apóstol. “Tenemos razones fundadas para pensar” que las monjas no han tomado su decisión “con libertad”, sino que han sido “manipuladas”, señaló el teólogo, quien ve en todo esto una “triste situación”.
Las monjas han mantenido estos últimos días su beligerancia en redes sociales, lo que hace improbable un acuerdo con el arzobispado, y rechazaron el ultimátum.
“Se ha enviado un documento, via burofax” a la archidiócesis de Burgos en el que “hacemos saber nuestra unánime e irreversible posición” de abandonar la Iglesia, anunciaron en un comunicado las monjas del convento de Santa Clara de Belorado, en la región de Castilla y León. Esta decisión es “fruto de madura, meditada y consciente reflexión”, que ha sido “refrendado por todas” las monjas, añaden en el documento publicado por la hermanas clarisas en su cuenta de Instagram.
Finalmente, las diez hermanas clarisas en el norte de España, que mantienen un conflicto abierto desde hace un mes con el Vaticano, fueron oficialmente excomulgadas.
“El día 22 de junio, el arzobispo de Burgos, comisario pontificio y representante legal de los monasterios de Belorado, Orduña y Derio, ha comunicado el decreto de declaración de excomunión y la declaración de dimisión (expulsión) ipso facto de la vida consagrada a todas y cada una de las diez hermanas que han incurrido en cisma”, indicó un comunicado publicado en la web del arzobispado. “Son las mismas hermanas las que han mostrado su decisión libre y personal de abandonar la Iglesia católica”, precisó el texto.