Un pastor alemán y su compañero tuvieron un enfrentamiento con un puercoespín. Tras esta experiencia, fue necesario recurrir a la ayuda de un veterinario para asegurarse de que los perros estaban en condiciones saludables.
Inicialmente, se debieron remover muchas espinas del cuerpo de los perros, pero era imposible hacerlo mientras estaban conscientes. El procedimiento transcurrió sin complicaciones, pero cuando el pastor alemán recuperó la conciencia después de la anestesia, comenzaron los problemas.
La reacción del perro al despertar fue desgarradora: se acostó junto a su amigo y comenzó a aullar. El pastor alemán lloraba desconsoladamente, a pesar de estar aún débil por la anestesia y no poder mantenerse en pie correctamente.
Parecía estar convencido de que su amigo había fallecido.
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En ocasiones anteriores, hemos visto cómo los perros pueden exhibir comportamientos como olfatear, lamer o incluso empujar el cuerpo de un compañero fallecido, mostrando cierta incomodidad ante la falta de respuesta.
Aunque la razón exacta de este comportamiento es desconocida, resulta inevitable conmoverse ante la reacción del perro al ver a su amigo de esa manera.