Durante 14 años, este lugar proporcionó refugio y comida a más de un millón de personas indocumentadas. Su fundador, Sergio Tamai, se enfrentaba al desafío de cubrir una renta mensual de 40 mil pesos.
En un antiguo y deteriorado edificio de dos pisos en la capital del estado de Baja California, se han desarrollado un millón de historias que entrelazan esperanza y dolor, ubicado a escasos 300 metros de la línea fronteriza. Tan cercano y, al mismo tiempo, tan distante de Estados Unidos.
Durante 14 años, el emblemático Hotel del Migrante, fundado por Sergio Tamai Quintero, director de Ángeles Sin Fronteras, ha acogido a deportados, compatriotas detenidos en redadas y expulsados masivamente, principalmente por los gobiernos de Barack Obama y Donald Trump. Estos individuos, después de pasar toda una vida trabajando al otro lado de la frontera, fueron literalmente arrojados a México, solo con lo que llevaban puesto.
El hotel también brindó apoyo a las grandes oleadas de haitianos que llegaron en 2016 y 2021, enfrentándose al muro que disuade los sueños, así como a los migrantes que llegan diariamente, ya sea de manera individual o en caravanas, huyendo de la violencia y la falta de oportunidades en México, Centro y Sudamérica.
Sergio Tamai Quintero comentó: “Atrás de un migrante siempre hay una desgracia. La situación de los deportados expulsados a México es especial, ya que después de muchos años, llegan a un país que ya no conocen. La de las personas que vienen queriendo brincar el muro es diferente porque traen muchos sueños, que a veces se rompen por casos de secuestro o violación. Además, están las historias de los que se quedan aquí, que terminan cayendo en el alcohol y las drogas”.
El Hotel del Migrante, establecido el 15 de enero de 2010, estaba diseñado para albergar y alimentar a 200 personas indocumentadas. Contaba con 50 habitaciones, cada una equipada con cuatro camas. Sin embargo, ante un aumento en la demanda, llegó a dar refugio a 600 personas diarias, instalando tiendas de campaña en pasillos y en la azotea.
El declive inició en 2019 cuando el Gobierno de México eliminó el Fondo de Apoyo a Migrantes, destinado precisamente a que los albergues administrados por organizaciones de la sociedad civil brindaran ayuda humanitaria a las personas en tránsito. Este fondo contaba con una bolsa de 300 millones de pesos para las 32 entidades federativas. El estado de Baja California solía recibir poco más de 23 millones de pesos anuales, los cuales fueron suprimidos con el argumento de que los recursos se destinaban a otros propósitos.
De esta manera, comenzó el viacrucis para Sergio Tamai Quintero, quien tuvo que buscar cómo obtener fondos para cubrir una renta mensual que pasó de 10 mil a 40 mil pesos, además de hacer frente a facturas de luz que alcanzaban hasta los 45 mil pesos, especialmente durante periodos de intenso calor.
Después de cerrar con profunda tristeza las puertas del Hotel del Migrante en enero de 2024, Sergio Tamai Quintero guió a Excélsior por las instalaciones restantes, rememorando el trabajo realizado con amor al prójimo y siempre respaldado por la fe.
“Quebramos porque me dejaron solo y tuvimos que dar por terminada una etapa de 14 años, en la que atendimos a un millón de migrantes”, expresó.
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En las paredes del Hotel del Migrante, que literalmente se desmoronan, aún se pueden apreciar algunos mensajes dejados por personas que pasaron por allí, testimonios de las dificultades que enfrentaron para llegar y las experiencias vividas al otro lado de la frontera antes de ser deportados, dejando atrás a sus familias e hijos en Estados Unidos.
Algunos migrantes, con gran fe, plasmaron imágenes de la Virgen de Guadalupe en las habitaciones o escribieron oraciones días antes de enfrentarse a su destino e intentar cruzar el muro fronterizo.
El hijo de Sergio Tamai Quintero, quien luchó incansablemente junto a su padre hasta el final para mantener en funcionamiento el refugio para indocumentados, busca ahora, como regidor del Ayuntamiento de Mexicali, promover la Tarjeta Bienestar Migrante. Esta iniciativa tiene como objetivo evitar que los deportados lleguen a México sin recursos y queden vulnerables ante la delincuencia organizada que los espera afuera de las garitas.
“La tarjeta serviría para todo el país, para que los deportados puedan hacer llamadas a su familia, comprar medicinas y trasladarse”, explicó Sergio Tamai García. Subrayó que la propuesta consiste en entregar una tarjeta de débito con dos mil pesos a los mexicanos expulsados de Estados Unidos, como muestra de agradecimiento por todas las remesas que envían al país.
El regidor de Mexicali y presidente de la Comisión de Gobernación y Legislación, detalló que con el respaldo de la alcaldesa Norma Bustamante, el municipio llevará a cabo una prueba piloto para demostrar la eficacia de la Tarjeta Bienestar Migrante.
Enfatizó que posteriormente, lo ideal sería que el programa fuera gestionado por el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Bienestar o el Instituto Nacional de Migración (INM). Esta solicitud ya fue presentada ante la Secretaría de Gobernación (SEGOB).
“Enviamos la iniciativa y queremos que haya un recurso para hacer un programa piloto, para demostrar que entregando el dinero directo a los deportados mexicanos los podemos ayudar en mucho”, concluyó.