La furia del huracán “Otis” destruyó Acapulco, pero despertó la fuerza de los mexicanos que siempre somos llamados a la solidaridad.
Según los datos más recientes: “Otis” causó daños en más de 274 mil casas, en 120 hospitales y hay 600 hoteles y condominios del puerto. Las pérdidas materiales son millonarias, pues el ciclón ha dañado lla totalidad de la economía de Acapulco y el 60 por ciento de la actividad productiva de Guerrero.
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Pero lo que a todos nos duele son las vidas que se perdieron y que podrían ser más de las 46 reconocidas oficialmente hasta el momento.
Después de conocerse la catástrofe que acabó con hoteles, avenidas, viviendas y negocios del puerto, una de las perlas del Pacífico, se activó ese deseo nato del mexicano por ayudar.
Un ejemplo es el caso de Aeroméxico.
El Director General de la compañía aérea bandera de México, Andrés Conesa, y toda la familia de Aeroméxico organizaron en tiempo récord un puente aéreo para atender la emergencia.
La aerolínea del Caballero Águila tiene un nexo muy fuerte con Acapulco, su vuelo inaugural, el 14 de septiembre de 1934, fue precisamente ahí y durante todo este tiempo ha estado presente en la vida de ese centro turístico. Hoy a casi 90 años, puso a disposición los aviones necesarios para tender un puente humanitario para ayudarlos.
La prioridad de la iniciativa encabezada por Aeroméxico fue apoyar a salir de Acapulco, no sólo a turistas sino a la población más necesitada: mujeres embarazadas, niños, personas enfermas y de la tercera edad.
El plan de rescate fue coordinado con autoridades civiles y militares del Gobierno Federal y el viernes 27 de octubre partió del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el primer vuelo hacia el emblemático puerto. La acción puesta en marcha por Aeroméxico fue seguida por otras compañías mexicanas del sector.
El puente humanitario poco a poco se ha convertido en el mejor recurso para el traslado de víveres, materiales para la reconstrucción y también para llevar médicos, que lo único que quieren es solidarizarse ante la tragedia.
A una semana del impacto de “Otis” en Acapulco, aún falta mucho por hacer. Llevará tiempo levantarlo, ya habrá momento para analizar si se pudo haber enfrentado mejor este desastre natural, pero por ahora no debemos perder de vista lo más importante: auxiliar a los miles de habitantes del puerto a tener agua y comida y después poseer un espacio seguro para vivir y recuperar sus fuentes de empleo.
El reto es descomunal, pero la solidaridad de los mexicanos y de las empresas socialmente responsables como Aeroméxico, ayudarán a que este trago sea mucho menos amargo.
De los actos de rapiña ni ocuparnos, afortunadamente han sido los menos, frente a los miles de voluntarios que han mostrado un gran espíritu humanitario.
Lo importante en este momento es que todos los mexicanos nos sumemos a la operación Acapulco, para estar cerca de su gente, para después llegar lejos en la reconstrucción de un nuevo puerto que tanto le ha dado a nuestro país.
Raúl García Araujo