Los hoteles, restaurantes, comedores y puestos de tacos de Chilpancingo se encuentran repletos de clientes.
Debido a la escasez de agua potable, alimentos y gasolina en Acapulco, un gran número de residentes de la ciudad han optado por desplazarse a Chilpancingo, que se ubica a 100 kilómetros del puerto, en busca de aprovisionarse de los productos que requieren.
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Algunos, los más pudientes, llegaron a hoteles y ahí permanecen con su familia, con la idea de quedarse varios días.
También muchos de los equipos de trabajadores que están colaborando en la reconstrucción se hospedan en Chilpancingo y salen en el día a trabajar hasta Acapulco.
Lo que provocó que la Asociación de Hoteles de Chilpancingo informara que se tenía una ocupación del 100 % y ya no hay habitaciones disponibles.
Esto ha provocado problemas, pues por ejemplo la Estrella de Oro por seguridad hace su última salida a las 5 de la tarde con rumbo a Acapulco, después ya no hay salidas y la gente tiene que buscar otra forma de regresarse.
Las calles lucen llenas, hay mucho tráfico debido a los autos extras que llegaron, unos para quedarse y otros más para solo para ir de compras.
La gente también está llegando en autobuses de pasajeros a comprar despensas, salen muy temprano del puerto, llegan a la capital del estado y realizan sus compras para regresarse lo más pronto posible con cajas y bolsas llenas de alimentos.
Sin embargo, esto ha provocado desabasto y abusos de algunos comerciantes del Mercado Centra de Chilpancingo, pues han subido sus precios, llegando el casillero de huevos a costar 100 pesos y mucha gente busca otros mercados como el de San Francisco, donde los precios son más bajos.
Los restaurantes, fondas y puestos de tacos de Chilpancingo lucen llenos, pues toda la gente que llega de manera temporal busca donde comer antes de o después de comprar sus provisiones.
La vida de Chilpancingo luce bastante alterada ante la llegada de gente que busca productos básicos para comer y cargar combustible o un lugar donde quedarse temporalmente.
Lo mismo está sucediendo con las ferreterías, donde lo más comprado son las pequeñas plantas de luz, las lámparas, baterías y laminas para hacer reparaciones parciales en las viviendas dañadas, así como los pequeños tanques de gas portátiles.