Los individuos que se hacen pasar por sacerdotes operan en la Ciudad de México, Morelos, Guerrero y el Estado de México.
Los impostores que se hacen pasar por sacerdotes no solo operan en la Ciudad de México, sino que también aprovechan la confianza y la fe de las personas en lugares como Morelos, Guerrero y el Estado de México.
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Además, los usurpadores de esta profesión llegan a cobrar – según el sacramento católico de que se trate – de 2 mil a 5 mil pesos por servicio, “reparten tarjetas” en salones de fiesta para darse a conocer, establecen “tarifas” por acudir a rezar a una casa cuando una persona fallece y llegan al grado de “inventar oraciones” y utilizar “un engargolado” en lugar del misal romano autorizado para oficiar misa.
De acuerdo con el presbítero Alán Téllez Aguilar, canciller de la Arquidiócesis Primada de México, los sacerdotes falsos incrementaron su actuar ilegal durante la pandemia de covid-19 en nuestro país; se aprovecharon de las necesidades espirituales de la gente, de su dolor y al día de hoy continúan burlándose de la fe de las personas a través de un modus operandi que llega a trasladar a los creyentes de un estado a otro.
“Nos hemos encontrado aquí, por ejemplo en la provincia de México en la diócesis de Azcapotzalco nos han reportado algunos caso de falsos sacerdotes y también nos han reportado algunas personas del Estado de México, en general, que supuestamente consiguen aquí un sacerdote en la Ciudad de México y vienen de diversos municipios del Estado de México; por ejemplo de Ecatepec, de Nezahualcóyotl que vienen aquí y supuestamente en un salón de fiestas o en alguna casa reciben los sacramentos y los traen aquí, engañados pensando que si es un ministro de la iglesia católica”, describió en entrevista con Grupo Imagen Multimedia.
El canciller Téllez Aguilar instó a quienes han sido víctima de un engaño por parte de los falsos sacerdotes a denunciar ante las instancias correspondientes y mantenerse alerta para prevenir cualquier intento de fraude a la fe.
Explicó que en primera instancia, las personas que sufren el abuso y son víctima de la imposición de un falso sacramento son las que deben denunciar la conducta ilegal; por ello es que la Arquidiócesis Primada de México desde el pasado mes de septiembre decidió iniciar una campaña en contra de los falsos sacerdotes.
“Nosotros lo que hemos insistido a los fieles es que sí denuncien porque el primero que recibe el daño es el fiel que se sintió engañado y que realmente hasta pagó dinero en muchas ocasiones; en otras diócesis por lo que entendemos, sí se han presentado denuncias y hasta nos han notificado para que sepamos aquí en la Arquidiócesis México. Nosotros lo que estamos haciendo ahorita es una campaña para decirles a los feligreses que se sumen a las denuncias que ya se han presentado y por otra parte lo que estamos haciendo, es que todos los sacerdotes que sí nos consta que tienen permiso para celebrar los sacramentos, es decir que tiene licencias ministeriales, los hemos subido a una lista de nuestra página de arquidiócesismexico.org y ahí en consultas ahí puedes ver”, señaló.
El canciller Téllez destacó que es muy importante que las personas conozcan que no todas las playas o jardines en el país se encuentran autorizados como lugares para impartir sacramentos como bodas o bautizos y que por ejemplo, las confirmaciones sólo las puede imponer un obispo.
Resaltó que cuando se trata de un sacerdote falso, de entrada, te impone una tarifa, llega a cambiar las partes de la misa y se rehúsa a mostrar su nombramiento canónico o licencia ministerial.
“Si te fijas, una persona que no es sacerdote empieza cambiar las partes de la misa, empieza inventar cosas, nos han reportado algunos fieles que en lugar de llevar el misal romano – autorizado por la iglesia – pues empiezan a llevar engargolado, copias y empiezan a decir cosas raras. Si una persona empieza a inventar oraciones, lo más seguro es que no sea sacerdote porque nosotros tratamos de seguir el misal. Entonces, todas estas situaciones comienzan a encender las alertas”, destacó el presbítero.
Finalmente, destacó que quienes hayan sufrido un agravio de esta naturaleza pueden acercarse a la arquidiócesis de que se trate para ser asesorados y reparar espiritualmente el daño a su fe o a la de sus hijos; sobre todo porque en el caso de las primeras comuniones, “cotizadas por los falsos sacerdotes en 2 mil pesos por menor”, los niños y las niñas se sienten lastimados cuando se enteran de que todo fue un engaño, a pesar de que ellos lo hicieron de manera sincera.