Consumía whisky y poniendo en peligro la seguridad, vapeaba a bordo del avión, además de agredir a múltiples de los 400 pasajeros y al personal de cabina. Su intención era encerrarse en el baño y encender un encendedor.
El 23 de septiembre pasado, cuatro agentes, dos de la Policía Nacional y dos de la Guardia Civil, que se encontraban fuera de servicio, intervinieron en un vuelo con destino a Cancún (México) para someter a un pasajero que había agredido sexualmente a una azafata mediante tocamientos indebidos y había generado disturbios a bordo mientras consumía una botella de whisky.
La Policía Nacional elogió a los agentes en su cuenta oficial de la red social X por su intervención, que fue solicitada por el piloto del avión debido a que el agresor ponía en riesgo la seguridad del vuelo al vapear, atacar a varios pasajeros y miembros de la tripulación, y amenazar a los agentes que se encontraban fuera de servicio.
El individuo responsable de este incidente es un hombre de aproximadamente 40 años, con una altura de 1,85 metros y constitución robusta. Fue reducido utilizando un cinturón de seguridad y bridas de plástico proporcionadas por la tripulación. Posteriormente, se identificó al agresor a través de su pasaporte, que se encontraba en uno de sus bolsillos. Resultó ser un hombre nacido en 1982 en Estados Unidos.
En un registro posterior, se descubrió que llevaba un encendedor en el bolsillo izquierdo de su chaqueta de chándal y un objeto punzante, un destornillador de precisión, en su equipaje de mano, guardado dentro de un neceser.
Según informaciones proporcionadas por fuentes policiales, los agentes que participaron en la intervención incluyeron a un policía nacional asignado a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Jefatura Superior de Policía de Murcia y a un oficial de la plantilla de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, que estaba adscrito a la Brigada Móvil de Zaragoza.
También formaron parte del operativo un sargento de la Guardia Civil que prestaba servicio en el Puesto de Valderrobres (Teruel) como comandante de puesto, y otro agente del Instituto Armado, este último destinado en el Destacamento de Tráfico de Santander. Todos estos cuatro miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado viajaban en el vuelo junto con sus familiares con destino a Cancún.
De acuerdo con los acontecimientos, tal como lo detalló la Guardia Civil en un comunicado, el individuo detenido había adoptado una actitud agresiva después de realizar tocamientos inapropiados y proferir amenazas de muerte tanto al personal de la tripulación como a algunos de los 400 pasajeros a bordo de la aeronave.
De acuerdo con las fuentes policiales mencionadas, los incidentes ocurrieron a bordo del vuelo WFL2501, operado por el grupo Iberostar, que cubría la ruta desde Madrid a Cancún (México). Estos sucesos tuvieron lugar aproximadamente a mitad del trayecto, en pleno Océano Atlántico. En ese momento, se emitió un anuncio recordando la obligación de cumplir las normas a bordo y solicitando la colaboración de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
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La tripulación informó a los agentes que había un individuo causando disturbios en pleno vuelo, consumiendo de manera ilegal una botella de whisky que había introducido a bordo, y que había llegado al extremo de insultar y amenazar a otros pasajeros, incluso agrediendo a uno de ellos con varios puñetazos. Este pasajero también amenazó con encerrarse en el baño portando un encendedor, lo que podría generar un incendio o activar los sensores de fuego, con el consiguiente riesgo que ello implicaba.
Además, la tripulación informó que una azafata había sido víctima de tocamientos por parte de este individuo. El piloto denunció estos hechos a las autoridades de seguridad de su compañía con sede en Palma de Mallorca y autorizó a los agentes a tomar medidas para garantizar la seguridad de los pasajeros.
Los agentes localizaron al responsable de estos incidentes en la última fila de asientos, ocupando un lugar que no le correspondía.
En ese momento, el individuo reaccionó de manera brusca y súbita, lo que desencadenó un forcejeo con los agentes. A pesar de su resistencia activa, los agentes lograron reducirlo e inmovilizarlo. Utilizaron un lazo de seguridad y bridas de plástico que les fueron proporcionados previamente por la tripulación, aunque durante esta acción, la moldura interior de la ventana del asiento resultó dañada.
En un registro posterior, se encontró un encendedor en el bolsillo izquierdo de su chaqueta y un objeto punzante, un destornillador de precisión, dentro de un neceser en su equipaje de mano. Estos objetos se entregaron al comandante de la aeronave para que decidiera cómo proceder con ellos.
Durante las cinco horas restantes del vuelo, los agentes se encargaron de custodiar al detenido. Este continuó mostrando una actitud alterada y agresiva, profiriendo gritos, amenazas e insultos hacia los pasajeros que se encontraban en asientos cercanos. Expresiones como “Tú no vas a salir del avión, yo me encargaré de eso” o “cuando desembarquemos, me ocuparé de todos ustedes” fueron algunos de los improperios que dirigió, también, a los agentes.
Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Cancún, el individuo fue desalojado con la intervención de tres miembros de la Guardia Nacional de México, quienes se hicieron cargo de él y de sus pertenencias.