El juez Francisco de Jorge ha iniciado una pesquisa sobre Luis Rubiales debido al beso que le dio a la futbolista Jenni Hermoso en la final del Mundial Femenino.
Un juez comenzó una investigación el lunes contra el expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, después de aceptar la denuncia presentada por la fiscalía por el beso no consensuado a Jenni Hermoso en la final del Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda 2023.
El juez Francisco de Jorge, de la Audiencia Nacional, la máxima instancia penal, ha aceptado la denuncia presentada por la fiscalía, que involucra “la supuesta comisión de un delito de agresión sexual y un delito de coacciones”, según informó la entidad judicial.
El magistrado ha solicitado a diversos medios de comunicación que proporcionen imágenes desde diferentes perspectivas del beso de Rubiales a Hermoso, así como de las celebraciones en el vestuario y en el autobús de las jugadoras españolas después de ganar el Mundial.
El juez ha ordenado que se notifique al expresidente de la RFEF sobre la investigación en su contra. La fiscalía había presentado la semana pasada una denuncia contra Rubiales solicitando que “se tome declaración a Luis Rubiales como investigado, y a Jenni Hermoso como víctima”.
Debido a una reciente reforma en el Código Penal español, un beso no consensuado puede ser considerado como agresión sexual, una categoría legal que engloba diferentes formas de violencia sexual.
Las sanciones por un beso no consensuado pueden variar desde una multa hasta una pena de prisión de hasta cuatro años, según fuentes de la Fiscalía.
La fiscalía también considera un posible delito de coacciones, ya que Jenni Hermoso declaró que tanto ella como su círculo cercano sufrieron una presión constante y repetida por parte de Luis Rubiales y su equipo profesional para justificar y respaldar los hechos.
La decisión del juez De Jorge se produce un día después de que Rubiales anunciara su dimisión como presidente de la RFEF el domingo por la noche, después de inicialmente negarse a hacerlo, argumentando que el beso había sido “consensuado”.